Televisión durante el coronavirus: ¿se tiene en cuenta a nuestros mayores?

Los cambios en la programación no han gustado a todo el mundo. El exceso de información y el escaso entretenimiento ha llevado a parte de la audiencia a reclamar un cambio de tendencia para un medio que, en opinión de determinados sectores, debería pensar más en los mayores y brindarles una programación adaptada a sus necesidades. Tampoco el tono de determinados espacios de noticias satisface a algunos, como a la presentadora Minerva Piquero, que no dudó en quejarse en Twitter del exceso información negativa que los ancianos deben asumir, en muchos casos, en la más absoluta soledad de sus domicilios.

Mónica Codina , docente de la Universidad de Navarra y experta en Ética y Deontología de la Comunicación , asegura a ABC que el trabajo de las televisiones está siendo acertado a la hora de informar sobre la pandemia. «Las cadenas se han sumado a la labor pedagógica de las instituciones explicando cómo se debe actuar en diferentes casos y alertando sobre los grupos de riesgo. También han abierto canales de preguntas para los públicos respondiendo a las inquietudes de los ciudadanos, es una forma de periodismo de servicio», destaca.

Los datos diarios sobre el número de contagios y víctimas del coronavirus generan alarma en el grueso de la población, más aún cuando el espectador entra en la denominada «población de riesgo» y, además, vive el confinamiento en soledad, como ocurre con muchos mayores. En opinión de Codina, es importante que la información sea objetiva y pegada a la realidad. «Los profesionales también han explicado detenidamente en qué consiste el estado de alarma y cuáles son sus implicaciones. Además, están informando sobre los problemas socioeconómicos y las medidas institucionales que se están tomando para tratar de paliarlos». Está claro, como afirma la Doctora, que la información sobre el coronavirus no debe edulcorarse , aunque sí debe complementarse con historias más esperanzadoras que arrojen algo de luz a la situación: «Es duro pensar que en este momento el Palacio de Cristal de Madrid se ha convertido en una morgue, pero también es positivo que IFEMA haya ofrecido sus pabellones para albergar a indigentes o para tener en cuarentena a enfermos», destaca.

Los datos, continúa la experta, «generan inquietud entre nuestros mayores y sus familias. Se trata de una reacción lógica, no solo por el riesgo de contagio, sino por los procesos de aislamiento y soledad o por la falta de información sobre lo que ocurre en algunas residencias. Es necesario informar porque la realidad es la que es , pero al mismo tiempo hacerlo con sentido común. Se están contando los casos de las residencias en que hay un número importante de fallecidos o ausencia de personal, para denunciar la situación. En estos casos hay que explicar muy bien el contexto . En otras residencias se ha conseguido contener la pandemia y se informa convenientemente a los familiares de las incidencias internas para que no se enteren por los periodistas. Son buenas prácticas de las que también se puede y se debe hablar, porque ponen de manifiesto situaciones diferentes».

David Burgos , profesor de la Facultad de Educación y Psicología y experto en envejecimiento saludable, pone de manifiesto a ABC que el COVID-19 puede ser una buena oportunidad para pensar en el modo en que nuestros mayores afrontan sus procesos de envejecimiento así como para repensar la programación televisiva que, en opinión de Burgos, no da excesiva visibilidad a nuestros ancianos . «No vemos mayores en televisión y, cuando salen, se habla de ellos en términos negativos en esta etapa de la vida (como sinónimo de dependencia, deterioro y muerte)». Es un fenómeno, dice Burgos, denominado «edadismo» en el que, entre otros aspectos, no se da a los mayores la visibilidad suficiente. Hacen falta, dice el experto, «más espacios dirigidos y pensados para la tercera edad y, sobre todo, en los que se vea otro tipo de mayores».

Más contundente sobre el tratamiento informativo del coronavirus se muestra quien considera que la cobertura en estos momentos es adecuada aunque, en algunos casos, se peca de «excesivo sensacionalismo» e, incluso, existe cierta «manipulación» en determinados espacios que buscan incrementar la sensación de caos . Abraham es, además, tajante al considerar que «se debería revisar la utilización del lenguaje bélico , que está siendo una constante a lo largo de la crisis, ya que pueden acrecentar los miedos y preocupaciones, a veces infundadas, debido a la desinformación de las personas más vulnerables como pueden ser los mayores».

Sobre los cambios en la programación, la directora de Edad&Vida señala que «es curioso ver cómo estos días se ha aumentado la programación especial dirigida a los niños, tanto educativa como de entretenimiento y, sin embargo, para el resto de edades que también debemos permanecer en casa, no se están realizando programaciones especiales . Es cierto que la gran mayoría de adolescentes y adultos tenemos acceso a ese contenido por otras vías, pero no debemos olvidar que la televisión es el principal medio para informarse y para entretenerse y, para muchos, el único».

« S e debería llegar a un acuerdo entre cadenas para restringir el tiempo que se dedica a informar sobre la crisis sanitaria del coronavirus», se atreve a señalar Abraham. «No se trata de no informar, sino de respetar esa labor de entretenimiento y de aporte de otro tipo de información». Sería, además, «interesante», en opinión de la responsable, «que se trasladara un mensaje de confianza y seguridad a la población mayor ».

Sobre el sensacionalismo que detaca la directora de la Fundación, precisamente esta semana fueron varios los periodistas que hicieron públicas sus quejas hacia el programa «Espejo Público» , en el que el periodista Nacho Abad pecaba de imprudente al adentrarse en un almacén de comida.

Al parecer, el trabajador de Espejo Público se coló en el almacén de comida del hospital de Ifema sin autorización previa y mostró los enseres acopiados en el recinto, momento en el cual empezó a toser y a tocar todo. «La imagen es impagable, como siempre» , dijo uno de sus compañeros en el espacio de Antena 3. «Hay que aprovechar», dijo Abad, y el colaborador respondió: «Di que sí, mejor pedir disculpas que pedir perdón».

Lo que pretendía ser un elogio, terminó por ser el titular del aluvión de críticas que se le vino encima a Nacho Abad tras la retransmisión en directo en el programa de Susanna Griso , tachando su actitud de irresponsable, además de irrespetuosa, por saltarse las normas de protección para evitar la propagación del coronavirus.