Concha Velasco: «A mí Manolo Escobar me gustaba un huevo»

A sus 80 años, Concha Velasco eligió como su casa el Ayuntamiento de Valladolid , ciudad de la que es Medalla de Oro. Fue allí donde recibió al presentador.

Es hija de las dos Españas: «Papá era asistente de Franco. Y mi madre, republicana. Se casaron el 14 de abril del año en que se proclamó la República», apuntó Concha, nacida de ese matrimonio justo al final de la guerra, el 29 de noviembre de 1939 . Pese a que su padre era militar, el dinero escaseaba: «¡Éramos tan pobres! Mi madre me hacía zapatos de cartón y me pintaba las suelas». Fue precisamente su progenitora la que le inculcó religiosidad. «Rezo todas las noches de mi vida un 'Padrenuestro'». Y comulga tres veces al año. «Yo soy de ideología socialista y de religión católica», reconoció. Su madre era una mujer buena y paciente, a la que su marido dio mala vida. Un hombre que falleció a los 86 años «de un ataque de fabada».

«Yo me fui de aquí con 4 años», recordó sobre su adiós a su Valladolid natal , y lo hizo desde el balcón del Ayuntamiento, al que llegó apoyada en un bastón, pues padece artrosis. Siguiendo a su padre, marchó toda la familia a la ciudad portuaria de Larache (Marruecos) , donde residieron hasta que la después actriz tuvo 10 años. Dice que de ahí, de su estancia infantil en África, la viene su actitud tolerante: «Celebrábamos el Ramadán, el Sabbat y Semana Santa». Allí hizo la Primera Comunión, sola: «Mi padre y mi hermano estaban enfermos, y mi madre me mandó sola a la iglesia».

Siguiente parada, Madrid. Donde se hace bailarina y bien pronto conoce a Augusto Algueró , el que después compondrá «La chica ye-yé» , la canción de «Historias de la televisión» (1965).

El director Pedro Masó fue el que le dio su primera gran oportunidad. Lo hizo con «Las chicas de la Cruz Roja» (1958). Le pagaron 25.000 pesetas, y le compró a su madre una nevera.

También citó entre los que le ayudaron en su carrera a Luis Escobar y a la familia Ozores , especialmente a uno de ellos: «Mariano Ozores es la persona que más nos ha ayudado a todos», dijo hablando en nombre de los actores.

En su conversación con Bertín Osborne , contó con mucha naturalidad, y sin complejos, de su relación con la familia Franco. Recordó aquellas recepciones en El Palacio de La Granja , seguidas de «la fiesta que daba doña Carmen [Polo] en el Calderón«.

«Íbamos todos. Era un honor. El año que no te llamaban para ir a La Granja es que ya no eras estrella», reconoció.

De Franco recordó que «hablaba sin tono» y que nunca le escuchó felicitar a nadie a excepción de a Raphael , con el que tampoco es que fuese demasiado efusivo. Este le dijo en una ocasión al divo de Linares: «Muy bien».

La mujer del entonces Jefe del Estado era mucho más cariñosa: «A doña Carmen le tengo mucho cariño. A veces quedábamos para comer en el Ritz», recordó.

De los tres presidentes socialistas que ha tenido España, se queda con Felipe González . Pero recordó aquella vez que la llamó José María Aznar , para anunciarle que iría a verla en el teatro actuando en «La rosa tatuada» . El director de la obra era el comunista Paco Plaza , que se negaba a que el líder del PP asistiese. Concha le dijo que por supuesto iba a acudir el entonces presidente de Gobierno, y que iba a ser recibido en traje por todo el elenco. «Los que entraron a caballo fueron los del 23-F», le recordó a Plaza . Y Aznar asistió.

La vallisoletana también reveló detalles sobre su vida sentimental.

Fue amante del director José Luis Sáenz de Heredia : «Nos tratábamos de usted». Todo el mundo sabía lo suyo, pero ella vivía en una casa y él con su esposa en otra. «No había divorcio», recordó la protagonista. Después inició una relación con Juan Diego .

Tuvo un hijo de soltera, cuya padre biológico aún hoy no ha revelado. De padre ejerció Paco Marsó , del que se enamoró locamente. «El día de la boda ya no vino a casa a dormir». Ese día fue el 18 de abril de 1977 . Pese a todo, aquella relación duró 35 años. «Lo que yo daría ahora porque viviera Paco. Le nombro tanto. ¡Era tan simpático! Él solo se portó mal conmigo [risas]. Ha sido muy buen padre. Le ponía malo que yo supiera hacer tantas cosas, pero creo que os pasa mucho a los hombres. Yo le echo mucho de menos ahora». Marsó falleció en 2010. «Tardé en divorciarme porque para mí lo más importante eran los hijos y no quería darles un disgusto», explicó.

Pudo haber formado con el intérprete de «Mi carro» la pareja más mediática del espectáculo en España: «Estuve enamoradísima de Manolo Escobar . Manolo sí que me gustaba a mí un huevo. Pero yo me lo pensé, y me dije: 'Yo destrozo un matrimonio, ¿para qué?' Entonces hablé con Anita [mujer de Manolo] y Anita lo comprendió. Se lo dijimos: 'Nos gustamos mucho pero hemos decidido que no, que vamos a ser amigos de por vida'». Después, Concha también se hizo muy amiga de la propia Anita.

«Soy de las pocas que no debo nada Hacienda». «He vendido mi casa, mis joyas. He vendido de todo para pagar Hacienda», presumió.

«Yo, tampoco... Ahora», contestó Bertín con una media sonrisa.

Concha Velasco presume de ser apreciada en su profesión. Y de no llevarse mal con casi nadie. El casi fue, durante muchos años, Marujita Díaz , quien habló mal de la vallisoletana en una entrevista.

Todo cambió cuando Velasco se puso enferma. Esto le dijo: «Soy Marujita Díaz y te quiero pedir perdón». El perdón fue aceptado.

No es rencorosa la mítica actriz: «A Marujita le he hecho el mejor 'Cine de barrio' que se ha hecho nunca», presumió.