Beyoncé tiene una hija canaria

Fue también una noche histórica en la dinámica de OT porque, debido al cambio de normas en la edición de este año, hubo por primera vez cinco nominados. Fueron Flavio, Bruno, Hugo, Rafa y Anne. Los profesores salvaron a Hugo. Los compañeros, a Rafa. Así que Flavio, Bruno y Anne protagonizan una triple nominación que también carece de precedentes.

La salvación de Anaju equivalió a la expulsión de Javy , el otro nominado en la quinta velada de Operación Triunfo, una noche a la que asistieron como invitados Nil Moliner, Dani Fernández y la «triunfita» Gisela, que ha pasado de la gala de los Oscar a la de OT en una semana.

Gisela estuvo muy bien traída. La catalana fue octava en aquella primera edición de Operación Triunfo, pero su carrera ha estado muy por encima de este puesto. En la vida no todo es ganar; a veces, basta con aprovechar tu oportunidad, y eso, en ocasiones, no equivale necesariamente a vencer. Y lo decimos porque, tras la actuación de Nia, todo apunta a que, como hemos dicho, ya parece haber una clara ganadora , lo que podría desmotivar al resto de los participantes.

En esta línea de que no solo la victoria es un triunfo fue precisamente el mensaje que Noemí Galera, directora de la academia, lanzó a los concursantes con un hilo de voz (no por la emoción, que también, sino por un catarrazo). «Hay que aprovechar al máximo cada minuto que estéis aquí». Gisela aprovechó todos los minutos hace 18 años y hace unos días se convirtió en la primera española en cantar en la gala hollywodense. Ni siquiera fueron minutos. Fueron siete segundos, pero muy bien aprovechados. Le tocó entonar justo delante de Leo DiCaprio y Brad Pitt, pero no le tembló la voz.

La presencia de Gisela permitió además un reencuentro muy emocionante, el de la catalana y Nina. Hacía 18 años no se veían en un plató, según certificó Roberto Leal. «La mejor maestra», la elogió Gisela, y la que fue directora de la academia se emocionó hasta la lágrima.

La noche arrancó con una deshinbida Anaju. Para defender su permanencia en la academia, eligió «La Sandunguera'», de Nathy Peluso. «Es que ésta soy yo en mi día normal», se justificó, identificándose con la mujer «echada pa'alante« de la canción de la argentina. Durante los ensayos, el profesor de interpretación le había preguntado el motivo por el que esa Anaju tan lanzada no había dado señales de vida en el concurso durante las semanas anteriores. «¿Por qué no la hemos visto?», había planteado. La vimos, pero demasiado tarde.

Un crítico dijo de Lola Flores aquello de que ni cantaba ni bailaba ni falta que le hacía. Los artistas del siglo XXI no solo tienen que cantar y bailar, sino que deben hacerlo a la vez. Además, eso puede no ser suficiente para triunfar: se ha de tener además esa duende, ese «algo» que tenía Lola. Viene esto a cuento porque, en la que fue su mejor actuación en el programa , Anaju cantó y bailó, y exhibió además seguridad en sí misma y hasta poderío. En definitiva, dio ese plus, ese algo, que hasta ahora no había ofrecido. Su reacción le permite prolongar su estancia en la academia. Su valentía tuvo premio.

Por primera vez en la historia de OT un concursante lanzó una canción al mercado durante su estancia en la academia. Ese concursante fue Javy, que vivió una semana agridulce, pues tal hito vino precedido de su nominación en la gala anterior. La canción, titulada «Qué sabrá Neruda», alcanzó el número 1 de ventas y las 600.000 visualizaciones en You Tube entre el viernes y el domingo.

Tiene que ser un curioso contraste vivir tu primer éxito como artista al tiempo que tienes una metafórica soga al cuello. El impacto de la canción parecía colocarlo en clara posición de ventaja en su duelo con Anaju por permanecer en el concurso, pues eligió ese tema como salvavidas en la academia.

La canción incluye un juego de palabras («te prefiero cuando eres tú misma la que te prefieres») que, si bien no ha alcanzado la escala «¡Estefanía!» de frases famosas de la tele, ha tenido su eco en las redes. De hecho, cuando Javy cantó esa parte en la gala fue recibida con una salva de aplausos y expresiones varias de admiración. Cuando ese público lea a Neruda va flipar.

Javy transmitió emoción cantando su propia composición. Javier Llano, jurado siempre entusiasta, juzgó que había estado «imperial». «Eres muy grande», corroboró Nina. Entonces creímos que la suerte estaba echada y que Anaju ya podía ir haciendo el petate. Pero no. Un 57% de los votantes se decantaron por ella. Y el que se tuvo que ir fue el que había iniciado la noche con noticias triunfales.

Ya que hablamos del jurado, aclaremos que hubo variación en su composición. Mientras los chicos cantaban, Natalia Jiménez , a la que algunos ven como la aspirante a Risto de esta edición, estaba a 8.971 kilómetros, que son los que separan Barcelona de San José (Costa Rica), donde tenía contratado un bolo para esta semana. No se pudo reencontrar así con el público de OT, a cuyas críticas es inmune: «A ver si son buenos leyendo labios: me la pela, me la pela», replicó en redes durante la semana, si bien después borró el mensaje. La cantante fue sustituida por una homóloga, la eurosiva Ruth Lorenzo.

Samantha cantó en «ese idioma del demonio» que es el castellano, y que ha hecho triunfar globalmente desde Julio Iglesias a Rosalía, pasando por Raphael o Manu Chao, por citar dos extremos. Poseída, pero no por un demonio, sino por el espíritu de una diva interpretó «Vas a quedarte» , de la triunfita Aitana, con una solvencia vocal que dejó pasmado al personal. Lo suyo no es un chorro de voz, es toda una cascada. Hugo no pudo estar a la altura, porque no se podía, pero, según el jurado, pudo hacer más. «La constricción no es la única voz que sabes hacer», le aconsejó una Nina que se puso muy técnica en su juicio. Lo hizo antes de anunciar que estaba nominado. El disgusto se le pasó cuando lo salvaron los profesores.

Samantha, que se comporta en el plató de OT con la misma naturalidad que en el salón de su casa, tuvo otro momento estelar. Fue cuanto le tocó comentar la visita de Carlos Right, triunfito de la pasada edición, a la academia.

«Es que me parece un chico tan guapo», dijo para justificar su actitud «groupie». «¿Te imaginas...?» empezó a preguntar Roberto Leal. «¡¡¡Me lo imagino!!!», respondió ella divertida... «Me refería a cantar», matizó el presentador entre risas. El buen humor continuó cuando el andaluz le planteó qué tema haría a dúo con Carlos Right: «Escondidos», respondió, mentando aquella canción que unió para siempre (ay, solo en nuestro recuerdo) a Bisbal y a Chenoa antes de estallar en una carcajada.

Sentada en el sofá a la vera de Roberto Leal, Eva hizo autocrítica. «En el escenario no he sido yo misma desde la gala 0». Valiente confesión de la gallega, que se sintió cómoda vocalmente con el «I follow rivers», de Lykke Li, y quizá menos segura con el baile.

Ruth Lorenzo sorprendió cuando le tocó emitir juicio. Le preguntó a Eva si prefería estar nominada y elegir su canción, o bien cruzar la pasarela. Pareció como que le daba a elegir. La concursante supo salir del cruce de caminos respondiendo que no hace falta estar nominada para reaccionar. «Eva, despierta y crece», le dijo la eurovisiva antes de que sonase el mítico «cruza la pasalera».

Había morbo por ver la actuación de Rafa y Anne interpretando «Looking for Paradise», de Alejandro Sanz y Alicia Keys, pues durante los ensayos, rotos por el cansancio, acabaron acurrucados en un mismo sofá. Abrazadísimos los dos. Por allí apareció oportuno un policial Gèrard con la intención de disipar aquella concentración. Primero lo intentó lanzando pelas de mandarina y después armado con su guitarra, atacando al sueño ajeno con sus punteos. Un pequeño episodio de celos que viene a cuento para seguir alimentando el tamagochi de la relación Gèrard-Anne, confirmada en la gala anterior por la dirección del programa al plantarlos por sorpresa un vídeo en el que se besaban creyéndose ajenos a las cámaras. ¿La complicidad con Anne, qué tal?», preguntó en el sofá, antes de que saltasen al escenario, Roberto Leal. «Es mi hermano», dijo Anne, y Gèrard respiró aliviado.

Aliviada no se vio, en ningún momento previo, a Anne. Y no por cuitas amorosas. Visiblemente tensa, hasta llegó a confesar en directo que le había bajado la regla. Sus nervios se trasladaron al escenario, donde se le vio un tanto agarrotada y llegó a desafinar , lo que Noemí Galera se ocupó de recordarle. La voz rasgada de Rafa fue lo mejor del dúo, donde en todo momento se vio más suelto a él que a ella. Para el jurado no fue suficiente lo que dieron ni uno ni otro, y acabaron los dos nominados, si bien Rafa fue salvado por sus compañeros.

El «Everybody», de Backstreet Boys, era un reto. Vestidos de blanco de los tobillos hasta al cuello, como Julio Iglesias en aquella primera etapa en Miami, coordinaron sus pasos y sus voces y resolvieron el compromiso como buenamente pudieron. Bruno acabó la gala nominado y Jesús cruzó la pasarela, pero dio la impresión de que también pudo ser al revés.

Bordó «Prometo», de Pablo Alborán. Se veía venir, puesto que la suya y la de Nia ya habían sido las actuaciones más destacada de los ensayos. Escoltado por el director musical de OT –Manu Guix– al piano, el ceutí edificó un pequeño tributo a la belleza que hizo tiritar de emoción al plató. Todo funcionó: fue como ver mecer las olas.

Lo que hizo la canaria con el«Run the world» de Beyoncé prometía desde los ensayos, en los que se fue haciendo con el tema. «La canción estaba en la puntita del Teide y yo subía de rodillas», explicó ella, dibujando una bonita metáfora. En la gala voló aún más alto que en las pruebas. Poseída por el espíritu de Tina Turner y la propia Beyoncé, y perfectamente secundada por un grupo de bailarinas, ofreció una actuación digna del «halftime show» de la Superbowl. No se puede decir que llegará. La leona de esta edicion –y no lo decimos solo por haber girado durante tres años con el musical «El Rey León»– ya ha llegado para quedarse. Nia, hasta la final y más allá.

Fue una actuación apoteósica y como tal fue recibida. «Madre mía», gritaba Roberto Leal mientras el público coreaba el nombre de la canaria. «Compañeros de la MTV: no os la podéis llevar todavía, esperad a que acabe el programa», continuó el presentador, y no sonó a exageración.

Si después de su actuación, la audiencia de OT no remonta es que ya será imposible que lo haga.

Como un astronauta cuando vuelve del espacio, la audiencia habría necesitado un período de descompresión tras la apoteosis de Nia. O unas vacaciones. Pero esto es la tele y el ritmo no para, así que tocó actuación de Flavio y Maialen. Cantaron una canción sagrada para todos aquellos que no ven «Operación Triunfo2 , el «Perfect Day», de Lou Reed. Era un reto y lo pasaron con buena nota. Ella estuvo mejor que él, al que costó arrancar, y eso le costó la nominación.

Todo ello ocurrió en la noche que será recordada, para siempre, como la del advenimiento de Nia.