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Parrillada mixta

Francina Armengol y su cuadro de actores

Antes que traductores, lo que el Congreso necesita son buenos intérpretes

Acordarse de Rubalcaba cuando truena (2/10/2023)

Realidades aumentadas (26/9/2023)

Francina Armengol AFP
Jesús Lillo

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Como cualquier serial televisivo que encadena temporadas y retuerce su trama para mantener la atención del espectador, también con la incorporación de personajes secundarios y personajas secundarias, los plenos del Congreso han estrenado este curso una serie de elementos, aún en rodaje, a los que ... conviene dar una vuelta, necesaria para conservar el perfil de unos supervillanos cuya acritud se ha visto menguada a las primeras de cambio y de forma notable por la incorporación de una traducción simultánea que desnata y descafeína su verbo encendido y les seca la mala baba. Si la Cámara Baja es desde el fin del bipartidismo un teatrillo, lo que faltan aquí son intérpretes, un cuadro de actores dirigido por Francina Armengol para  que dramatice como Dios manda los inspirados desafueros de los portavoces de las minorías levantiscas, de momento sometidos a la tarifa plana de una traducción tibia y estandarizada. Los traductores ni sienten ni padecen, lo que los incapacita para transmitir el vigor y la rabia de unos mensajes en los que la villanía parlamentaria, por exigencias del guión, como cuando las sicalípticas se desnudaban en el cine de los años setenta, introduce algo más que palabras.

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