Parrillada mixta
Francina Armengol y su cuadro de actores
Antes que traductores, lo que el Congreso necesita son buenos intérpretes
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Iniciar sesiónComo cualquier serial televisivo que encadena temporadas y retuerce su trama para mantener la atención del espectador, también con la incorporación de personajes secundarios y personajas secundarias, los plenos del Congreso han estrenado este curso una serie de elementos, aún en rodaje, a los que ... conviene dar una vuelta, necesaria para conservar el perfil de unos supervillanos cuya acritud se ha visto menguada a las primeras de cambio y de forma notable por la incorporación de una traducción simultánea que desnata y descafeína su verbo encendido y les seca la mala baba. Si la Cámara Baja es desde el fin del bipartidismo un teatrillo, lo que faltan aquí son intérpretes, un cuadro de actores dirigido por Francina Armengol para que dramatice como Dios manda los inspirados desafueros de los portavoces de las minorías levantiscas, de momento sometidos a la tarifa plana de una traducción tibia y estandarizada. Los traductores ni sienten ni padecen, lo que los incapacita para transmitir el vigor y la rabia de unos mensajes en los que la villanía parlamentaria, por exigencias del guión, como cuando las sicalípticas se desnudaban en el cine de los años setenta, introduce algo más que palabras.
Además de contar con un amplio patrimonio lingüístico que enriquece nuestro folclore y realza los rasgos identitarios de la España diversa, caladero de nuestro elenco parlamentario, tenemos la dicha de disponer de una industria cinematográfica cuyo gremio actoral no solo se muestra favorable a cualquier avance social que nos conduzca al progreso, incluso idiomático, sino que manifiesta un apego genético al sector público que lo hace especialmente sensible a cualquier demanda relacionada con el interés general.
Aquellas compañías teatrales que, sobreactuadas, recorrían los pueblos y ciudades de la España indivisa –Colsada, Joaquín Gasa, Ethel Rojo– han de tener ahora continuidad en el cuadro de actores (y actrices) de Francina Armengol, con residencia fija en la carrera de San Jerónimo, como U2 en Las Vegas. Se les supone el don multinivel de lenguas y la experiencia necesaria para que personajes protagónicos del nervio tragicómico de Mertxe, Gabriel o Aitor no vean reducida su hondura política como consecuencia de una traducción de mero trámite.
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