parrillada mixta
¿En qué cadena dice usted que dan la guerra?
El espejismo televisivo de la guerra del Golfo llega, tres décadas después, hasta Ucrania
Integrados e integristas (31/5/2023)
Charles de l'Amour, cronista de San Isidro (23/5/2023)
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Iniciar sesiónEn 1991, el gran público se dejó asombrar y engatusar por el tráiler de lo que se anunciaba en los carteles como «la primera guerra televisada de la historia», que presuntamente fue la del Golfo y de la que, como de costumbre, no ... nos enteramos de la misa la media. Fue ver por la CNN los primeros fuegos artificiales lanzados por las tropas de Estados Unidos y acabarse las palomitas en las tiendas.
—«Senyor pirotécnic, pot començar la mascletà», sentenció la fallera mayor, con Rita Barberá de Colin Powell.
Luego no se vio nada, como en todas las guerras, y lo que ponían por la tele venía firmado por los periodistas 'empotrados' y pastoreados por el Pentágono, que en aquella falsa guerra televisada ejercía de guionista y ponía los efectos especiales. Que diez años después de aquella engañosa superproducción audiovisual fuera Osama bin Laden el que redefiniera el formato con el derribo de las Torres Gemelas, el mayor 'blockbuster' de la historia, realizado en directo, sin trampa ni cartón, y empotrando aviones, no reporteros, revela la distancia que va de las palabras a los hechos, y no solo en el ámbito militar, sino en el televisivo, también dominado por la industria de Estados Unido, «home of the brave» y patria del quiero y no puedo, o viceversa.
Tres décadas después de aquel sainete del Golfo, tráiler de un tráiler, Ucrania pide silencio a sus nacionales, lo mismo que la enfermera con cofia en los pasillo de los antiguos hospitales, para que no revelen a través de las redes sociales los movimientos de sus tropas, aparentemente listas para una contraofensiva que ningún medio va a poder cubrir con un mínimo margen de maniobra informativa y de cuyo desarrollo informará puntualmente el camarada Zelenski desde los partes nocturnos con los que contraprograma la propaganda rusa. Un año y pico llevamos en falso directo.
La voladura ayer de la presa de Kajovka, como el sabotaje de los gasoductos Nord Stream el pasado septiembre, pertenece al género del ilusionismo, de la magia de un conflicto cuyos goyescos desastres proyectan en la pantalla la involución, hacia la mentira, de lo que desde 1991 iban a ser guerras de verdad.
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