La mecha corta de Vinicius
Que el fútbol sea lo más importante de entre lo menos importante de la vida no le otorga una licencia para la barbarie
'Ted Lasso' o el síndrome del perdedor
Madrid
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Iniciar sesiónEstá el oráculo de Delfos y luego ya 'Los Simpson', que miran al futuro como si ya hubiera pasado, aunque de sus predicciones sean más responsables sus guionistas que cualquier bola de cristal. Ellos, en pie de una huelga que tiene a la industria ... paralizada, pronosticaron el coronavirus y la candidatura presidencial de Trump sin necesidad de poner dos velas negras ni de los rituales caníbales de las chicas de 'Yellowjackets', un talento digno de 'Black Mirror' pero que se explica sin tanto enredo: para ver a veces solo hay que mirar y nadie mira a la sociedad –norteamericana– como esta sátira social animada que ya va por su temporada 34.
La mecha corta de Vinicius
Lucía CabanelasAlgo menos le ha hecho falta a una comedia blanca como 'Ted Lasso' para anticiparse al bochornoso episodio que se vivió en Mestalla el sábado. En el noveno capítulo de la última entrega hubo un vaticinio bastante exacto de la que le caería a Vinicius en el partido contra el Valencia. Basta cambiar el «maricón» de la serie de Apple TV+ por el «mono» que le gritó una parte de la grada (y a su llegada al estadio cientos de aficionados) al extremo brasileño. La reacción del equipo fue la misma en la ficción que tras el partido: respaldo al jugador, solidaridad entre compañeros y recordatorio de que no basta con no ser de los malos, sino que hay que estar en su contra. Por eso sobra tanto el forofismo de la prensa deportiva, el enganchón de Tebas con la víctima o la insinuación de que la culpa es de Vinicius por tener la mecha corta. Que la tiene.
Que el fútbol sea lo más importante de entre lo menos importante de la vida no le otorga una licencia para la barbarie. O como dijo el huraño Roy Kent en la comedia hace un par de semanas: «Algunos piensan que al comprar una entrada tienen derecho a gritar cualquier mierda abusiva que quieran a los futbolistas. Pero no son solo futbolistas. También son personas. Y ninguno de nosotros sabe lo que está pasando en la vida del otro. Así que, por Isaac [léase Vinicius y su gesto de «a Segunda»], por hacer lo que ha hecho hoy, aunque haya estado mal, le doy amor. Y en cuanto a por qué hizo lo que hizo, no es asunto mío». Sí lo es, de todos, por qué a un chico de 22 años le reciben en casi todos los campos de España con amenazas de muerte e insultos racistas que en cualquier otro escenario de la vida harían erizar la piel. Tebas, tenemos un problema.
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