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parrillada mixta

El presidente y la bufona

Pedro Sánchez, icono y patrón del humor servil y domesticado

No ver tres en un tractor

Zorra y borracha quiero volver a casa

Jesús Lillo

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Consentidos y libertinos, los bufones de la corte de los Austrias se burlaban, eso dicen, de sus propios reyes. De aquel solemne «recuerda que eres mortal» de Roma, los enanitos hispánicos –«personas con discapacidad» tras su resignificación museística– pasaron al «a ti lo que ... te pasa es que eres gilipollas perdido». Los bufones de nuestros siglos de oro eran los encargados de aplicar una oportuna cura de humildad a quienes por su poder terreno se habían endiosado. En la corte de Pedro Sánchez también abundan los bufones, pero adiestrados para la loa y sin licencia para la crítica. El humor inteligente es dócil y rastrero. «¡Eres un icono, presi, te queremos!», dijo en los Goya la pobre bufona, amaestrada para la lisonja. «El icono eres tú», respondió Sánchez, pasándole la mano por el lomo.

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