parrillada mixta
Manipular es mucho menos entretenido
TVE se ha transformado en un circo –qué rótulos, qué maneras, qué tonos, qué muecas, qué babas– cuyas fieras muerden la mano que les dice quien les da de comer
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Iniciar sesiónEn su primer año al frente de RTVE, a cuya presidencia llegó tras la infame votación parlamentaria de la jornada posterior a la riada de Valencia, con más de doscientos muertos de cuerpo presente, José Pablo López –que cada Mazón aguante su Ventorro– no ... solo ha llenado la parrilla de la emisora pública de alegres comadres y compadres que hablan por los codos, según un modelo de ocio, desahogo e indocumentación importado de Telecinco y adaptado a la agenda recreativa del sanchismo, sino que ha logrado que su canal temático de oposición a la oposición registre un notable éxito de audiencia, enhorabuena, que lo hace particularmente dañino en términos de servicio público. Lo que en Mediaset fue un 'reality' doméstico, patio del desolladero al que de forma voluntaria acudía una compañía estable de personajes inofensivos para quienes al otro lado de la pantalla consumían sus miserias, autoinfligidas y facturadas en función del caché de cada cual y de la humillación que estaban dispuestos a tolerar, pactada de antemano, en TVE se ha transformado en un circo –qué rótulos, qué maneras, qué tonos, qué muecas, qué babas– cuyas fieras muerden la mano que les dice quien les da de comer. «Somos perros», confesó un buen día Teresa Ribera.
Que una cadena pública –ahí están las autonómicas, una tras otra– sean utilizadas como megáfono de las virtudes de sus respectivos gobiernos entra dentro de la tradición mediática de un sistema tan corrupto como aceptado por los contribuyentes que lo financian. Volvemos así a Mazón, en memoria democrática de su reposada sobremesa en el Ventorro, en la que hablaba, como el que ve llover, de sus planes para la cadena valenciana.
La manipulación informativa que ejerce toda cadena pública forma parte del paisaje audiovisual desde los tiempos del parte de Radio Nacional y del No-Do. '50 años en libertad' dicen por ahí que llevamos. Seguramente. A José Pablo López debemos, en cambio, la programación en sesión continua de una oferta de ocio que no atiende a los esquemas clásicos de la manipulación, estabulada en los telediarios, sino que tiene como objetivo, compartido con el sanchismo, el encabronamiento activo del público, alterado y agitado por el siniestro guion de un 'reality' del que sin cobrar un duro, incluso pagándolo, termina siendo protagonista y víctima.
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