Televidente
'The Bear', temporada 3: el sueño de un insomne
«Ahora que la cultura del esfuerzo es una discusión, por lo que sea, 'The Bear' retuerce el misterio de la vocación más allá del buenismo y la retórica de la toxicidad»
Pelar champiñones
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Iniciar sesiónEl día que Carmy Berzatto abrió su restaurante al público, discutió con su novia, con su primo y con una nevera industrial: planazo. Acabó soltero, con los nudillos doloridos y derrotado de tanto gritar, pero al fin chef de su propia historia. ¿No es eso ... un consuelo? A la mañana siguiente tomó dos decisiones radicales. Una: dejar de fumar. Dos: conseguir una estrella Michelin. Otro planazo.
La tercera temporada de 'The Bear' (ya en Disney+) explora los límites no de la vocación sino del individuo: hasta dónde puede llegar alguien persiguiendo una obsesión, o mejor, hasta dónde puede llegar alguien con la vida rota en su trabajo. A Carmy lo vemos mascando chicles de nicotina mientras prepara un menú distinto cada día. «Es una locura», le dice Tina, una cocinera. «Podemos hacerlo (...) Tienen que ver de lo que somos capaces», responde él. «¿Quiénes?», le suelta Sydney, su segunda. Fin de la conversación.
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Bruno Pardo PortoDonde antes decíamos gastrónomo o glotón ahora decimos 'foodie', claro síntoma del crecimiento de esta afición, que se ha universalizado por la vía del anglicismo
La serie, de nuevo, se recrea en el ritmo frenético de los fogones, en la presión del reloj, en las órdenes severísimas, casi militares, del chef. «Sí, chef», repiten los subordinados. Toda la paz del comedor, del cliente, es una guerra en las cocinas, de los trabajadores, en una metáfora a escala del mundo, quizá. Claro que en el fondo ninguno de los implicados querría estar en otra parte, porque hay algo adictivo en la persecución de la perfección, en su conquista, algo que está por encima del dinero y la rentabilidad y por debajo de la piel. Se lo explica Mikey, el hermano mayor de Carmy, a Tina en un 'flashback' que anuda la narración. «¿Alguna vez has conocido a alguien que sabe exactamente lo que quiere hacer en este mundo? A alguien que no sólo lo sabe, sino que es jodidamente bueno en eso». Ella suspira: «Suena como un sueño». Pero Carmy no duerme bien.
Ahora que la cultura del esfuerzo es una discusión, por lo que sea, 'The Bear' retuerce el misterio de la vocación más allá del buenismo y la retórica de la toxicidad, más allá de 'Whiplash' y el derecho a la pereza, y lo sitúa en un terreno sin dicotomías que no pisarán los jueces que censuran a Nadal por no retirarse, por seguir y sufrir, como si con esa decisión les estuvieran haciendo sufrir a ellos mismos y a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Aunque 'The Bear' no es la historia de una decisión, sino de una herencia.
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