Televidente
Lo de Ricky Rubio
«En la dictadura de la gesta y la superación lo épico es escuchar a un mito del baloncesto confesando que se arrepiente de haber dejado a su mujer con su hijo de dos días para irse a jugar un partido a miles de kilómetros de distancia»
Supremacismo cultural
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Iniciar sesiónNo creo que haya habido una época en la historia con más documentales sobre deportistas, normalmente producidos por ellos mismos y siguiendo un molde narrativo más estrecho que el endecasílabo yámbico: son historias de caída y redención o de conquista del cielo contadas por unos ... gabinetes de comunicación que han descubierto, abrazados a sus clichés, que la mejor publicidad no es un anuncio sino un relato, por eso cada vez es más difícil hacer periodismo deportivo y por eso conocemos tan mal a nuestros ídolos, aunque no dejamos de verlos en las pantallas. Hay una distancia sideral entre ver y saber. A Ricky Rubio lo vimos levantando el Mundial del 2019, del que fue el mejor jugador, pero nadie intuía que por debajo de sus tatuajes –la prensa no paraba de hablar del león que llevaba en el brazo– había un chaval a punto de romperse.
En 'Lo de Évole', Rubio contó esas cosas que solo se pueden decir en la distancia del tiempo y el espacio: que tal vez debutó demasiado pronto en la ACB –tenía catorce años–; que no sabe si se fue a la NBA porque quería o porque era lo que le tocaba; que en Mineápolis, donde estuvo seis temporadas, no tenía amigos, sino compañeros; que su motor era el martirio, pensar que era el peor sobre la cancha; que ahora quiere jugar, pero no puede. En un momento de la conversación, recordó una entrevista que dio en su tercer año en Estados Unidos, durante una temporada dura en la que estaba jugando mal, en la que se abrió por primera vez y habló de sus insomnios con el periodista. A los pocos días, un jugador rival, veterano, le dijo: «Te voy a dar un consejo: no enseñes en la prensa ningún punto débil. Porque van a ir a por ti. Aquí todos somos tiburones». Hay más verdad ahí que en las miles de horas de pódcast sobre la NBA que se han emitido en España este año. Ahí y en esa mirada triste, a su pesar, que lleva escrita en el rostro.
En la dictadura de la gesta y la superación lo épico es escuchar a un mito del baloncesto confesando que se arrepiente de haber dejado a su mujer con su hijo de dos días para irse a jugar un partido a miles de kilómetros de distancia: «Qué barbaridad». O que si vio morir a su madre fue porque ese año no se clasificó para los 'playoffs'.
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