Televidente
Karla Sofía Gascón: se puede cambiar de sexo, pero no de opinión
«Su pecado no fue tanto escribir tuits racistas como no eliminarlos»
El crepúsculo de Karla Sofía Gascón
En 'Emilia Pérez', un narcotraficante con las manos manchadas de sangre se despierta convertido en una mujer bondadosa que dedica su tiempo y su dinero a luchar contra las desapariciones forzadas en México: es una reinserción perfecta, y sin pasar por la cárcel. Hasta ... hace unas semanas, las críticas a la película venían por ese giro de guión casi frívolo, sostenido por el género musical, pero el presente se empeña en demostrar que hoy ya cualquier argumento puede ser verosímil y Karla Sofía Gascón ha hecho el mismo viaje que su personaje, solo que en dirección opuesta y en las pequeñas pantallas: ha pasado de ser candidata al Oscar a mejor actriz, la primera trans de la historia en esta categoría, a convertirse en una apestada. Netflix la ha sacado de la promoción y de los últimos pósters en redes sociales, 'Variety' la ha bautizado como la «Donald Trump de la temporada de los Oscar» y Bob Pop ha dicho que «es una señora de VOX». El motivo son unos tuits antiguos en los que Gascón llamaba «drogata estafador» a George Floyd o se preguntaba «cuántas veces más la historia tendría que expulsar a los moros de España», entre otras cosas más o menos escandalosas. Su pecado no fue tanto escribirlos como no eliminarlos.
La cancelación de Karla Sofía Gascón viene a confirmar, por si hacía falta, que en Hollywood no querían premiar una actuación, sino un relato: antes veían a una trans a la que aupar, el sueño americano queer; ahora solo a una mujer facha a la que hundir. La industria de los sueños también funciona fabricando pesadillas. Y es implacable, sobre todo cuando alguien no encaja en sus arquetipos, o mejor, cuando los traiciona. Aunque en una industria que presume tanto de proteger a las minorías, han perdido una oportunidad de oro: en estos momentos no hay nadie más marginada que Karla Sofía Gascón.
Ella se ha defendido diciendo que algunos de esos mensajes eran falsos, como uno en el que insultaba a Selena Gómez, su compañera de reparto. De otros ha intentado explicar que ella ya no es la misma persona que era entonces, cuando los escribió. No ha servido de nada. El mensaje de fondo es aterrador: se puede cambiar de sexo, pero no de opinión.
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