Televidente
Iker Jiménez y la desconexión
«Cuántos juicios morales nos ahorraríamos si entendiéramos el verdadero significado de la huida»
Errejón y la guerra cultural
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Iniciar sesión«Lo contrario de la adicción no es la sobriedad, sino la conexión», le dijo Oriol Pla a Lucía Cabanelas hablando de su nueva serie, 'Yo, adicto' (en Disney +). La idea es bella y trágica, y nos remite a uno de los problemas más ... antiguos del hombre: hasta cuándo podemos soportarnos no ya a nosotros mismos, que también, sino a todo lo que nos rodea, hasta cuándo podemos interesarnos por lo que le pasa al otro. En una de las escenas más bellas de 'Euforia', Rue, la protagonista, está tirada con su hermana Gia en la cama. «Es como si no supiera ya nada de tu vida», le dice, después de mucho tiempo sin una de esas conversaciones. «Te lo contaré cuando vuelvas», le responde ella, cerrando un diálogo perfecto. Cuántos juicios morales nos ahorraríamos si entendiéramos el verdadero significado de la huida.
Tal vez la huida con más prestigio hoy sea la de la actualidad. Es difícil no admirar a esos individuos en peligro de extinción que viven felices sin redes sociales, sin Whatsapp, sin pantallas, que se enteran de unas elecciones cuando ya han terminado y que todavía no saben cuáles son los estados clave. Hay gente, sí, que vive al margen de la noticia, que a estas alturas de la histeria es difícil no entenderla como droga (solo hay que abrir las webs de las principales cabeceras de este país, o poner La Sexta, y sentir esa pulsión espídica de la última hora, que hace ya mucho que es el último minuto, el último segundo, el último nanosegundo de este metaverso llamado periodismo), ¿pero y si la desconexión de todo eso también fuera una adicción? ¿De qué huyen los que renuncian a la actualidad?
Ahora que el mundo está tan preocupado por la desinformación (hasta el Rey habla de intoxicación informativa, en medio del barro), habría que volver a preguntarse por qué tantos escaparon del periodismo tradicional, un problema tan viejo como este oficio. Quizás así podríamos empezar a intuir de dónde salen tantos televidentes que prefieren escuchar a Iker Jiménez a poner el telediario o abrir un periódico, un producto en el que, por cierto, ese juego con el misterio, esa retórica del 'cliffhanger' con titulares grandilocuentes o juguetones también tiene un hueco nada desdeñable. ¿Cuándo empezamos a titular con puntos suspensivos? «Te lo contaré cuando vuelvas».
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