Televidente
La dictadura del tiempo
«Cuando llueve yo ya no miro por la ventana, sino que enciendo la televisión y pongo La 1 para ver dónde está Paula Filgueiras, que es la voz de las tormentas y los temporales»
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Iniciar sesiónHay un exhuracán cruzando España, porque el mal tiempo solo se vende con palabras nuevas. En La Sexta, Ferreras despertó del letargo de contar la guerra y los muertos para conectar con varios reporteros repartidos por el país enfundados en sus chubasqueros como si fueran ... periodistas con chaleco antibalas en la franja de Gaza. Efectivamente, el viento es notable, decían, como describiendo la ley de la gravedad mientras entornaban los ojos por el chirimiri y el presentador asentía con la intensidad de una exclusiva. Yo creo que el espíritu de una época se define en este tipo de retransmisiones, por eso cuando llueve ya no miro por la ventana, sino que enciendo la televisión y pongo La 1 para ver dónde está Paula Filgueiras, que es la voz de las tormentas y los temporales, una mujer curtida en cientos de fenómenos meteorológicos con nombre propio. La pillé en el Cabo Prior, en Ferrol, con el mar agitado y gris de fondo, luciendo esa profesionalidad imperturbable que solo da la repetición: con la borrasca Kirk los vientos alcanzarán hasta los 120 kilómetros por hora (siempre cumpliendo la ley, que no se diga) y las olas llegarán hasta los cinco metros de alturas, explicaba, ya más despeinada que Milei. Es mágico que en un mundo donde existe el croma, que es un teletransporte casi gratis, el ente público siga mandando a sus empleados a pasar frío al terreno para constatar, otra vez, que el verano se acabó. Hace justo un año, Filgueiras se viralizó porque en una conexión en directo casi sale volando con su paraguas transparente por la costa de Coruña. Desde el plató, el presentador le daba épica a la rutina: «Te agradecemos el esfuerzo que estás haciendo para contarnos lo que está pasando ahora mismo en el nordeste peninsular». Llegará un momento en el que la inteligencia artificial podrá hacer un telediario entero, pero siempre habrá un jefe dispuesto a desafiar cualquier lógica, humana o no, para inventar una noticia allí donde solo hay nubes. Todo esto nos lleva a Juan Ballesteros, aquel joven redactor que en medio de la pandemia nos hizo reír desde el Canal 24 horas: «Buenos días desde Toledo, una ciudad en la que la noticia real, un 16 de julio, sería que no hiciera calor». Albert Barniol, el meteorólogo de La 1, lo llamó «cuñado». La empresa lo apercibió. Con la dictadura del tiempo no se juega.
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