Televidente
Antipolítica (otra vez)
«Quién nos iba a decir que la política era Óscar Puente, que se sentó en lo de Alsina y solo habló de trenes y carreteras. Qué remanso de paz»
Iker Jiménez y la desconexión
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Iniciar sesiónEs fascinante la velocidad con la que cualquier tragedia se convierte en un problema de comunicación política: el medio es el mensaje, y por lo tanto el problema es el mensaje, dicen los politólogos, estudiosos de una ciencia que ha pasado de gestionar realidades a ... fijar relatos como si fueran carteles de conciertos, unos encima de los otros, aumentando el grosor de un muro de ladrillos desnudos. De la destrucción de la DANA –más de doscientos muertos y quién sabe cuántas vidas arrasadas, cuántos millones perdidos– a algunos lo que les ha escandalizado es que cunda un discurso que han calificado de antipolítica: por ejemplo, que Pérez-Reverte diga en 'El hormiguero' que Sánchez y Mazón son «gentuza», o que Victoria Federica llame «cobarde» y «mezquino» al presidente a través de su cuenta de Instagram. El concepto, nuevo hallazgo de una factoría de palabras comodín, vale para señalar cualquier discurso que incluya el concepto Estado fallido o que cuestione el funcionamiento del mismo o que ose igualar izquierda y derecha bajo el paraguas de «los políticos». También se lo echaron en cara a Unzué cuando fue al Congreso a hablar del ELA y se enfadó al ver allí a solo cinco diputados. Así que, en fin, antipolítica no es que la consejera valenciana responsable de las emergencias no supiera de la existencia de un sistema de alertas que se había utilizado en Madrid hace tan solo un año con repercusión en toda la prensa nacional, ni que su jefe, el president, llegara tarde al gabinete de crisis el día de autos porque estaba comiendo con una periodista a la que quería ofrecerle la dirección de su televisión autonómica, ni que el PSOE se negara a suspender el pleno extraordinario que había convocado para convalidar el decreto para renovar la cúpula de RTVE cuando ya se empezaba a intuir la magnitud del desastre, ni que luego el Ejecutivo difundiera el bulo de que los ciudadanos que le habían tirado barro y palos a Sánchez eran en realidad ultras organizados y no personas desesperadas, como demostró después la Guardia Civil. No, nada de eso: la antípolítica, ay, es lamentar que vivimos en un país con unos dirigentes que no están a la altura de las circunstancias, sino de sus intereses.
Quién nos iba a decir que la política era Óscar Puente, que se sentó en lo de Alsina y solo habló de trenes y carreteras. Qué remanso de paz.
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