El notario
Menos mal que sale Carlos Areces en el anuncio de Campofrío
Carlos Areces en el anuncio de Campofrío
Muy a favor de la última frase (de Antonio de la Torre ) en el anuncio de Campofrío: «Que ni la incertidumbre, ni un tifón, ni las guerras, ni el apocalipsis nos quiten nuestra manera de disfrutar de la vida». Pero menudo rollo nos ... meten antes. Vale, es una gran producción y tiene muchas caras conocidas. Como un Telepasión pero sin cantar. No me voy a quejar de la existencia de estos anuncios río porque me permiten escribir de ellos. Escribir de esta costumbre anual desde hace tan pocos años. Los anuncios de Campofrío han sustituido a los de Freixenet a la hora de hablar de ellos. Bueno, también están los de la Lotería , pero desde el de Montserrat Caballé no ha habido nada digno de mención. De choteo, vaya.
Lo que más me gusta del anuncio es Carlos Areces . Pero porque Carlos Areces siempre es lo que más me gusta de muchas cosas. Lo último, antes de hacer de notario en lo de Campofrío, ha sido ‘No me gusta conducir’, la serie de Borja Cobeag a para TNT. Qué bien el planteamiento y el desarrollo. El guión de Cobeaga, Juan Cavestany, Mar Coll, Borja González Sataolalla, Diana Rojo Marín y Valentina Viso es estupendo. Gracioso y veraz (¿quién no ha tenido un profesor de autoescuela así?). Qué bien David Lorente como profesor de autoescuela y qué bien Carlos Areces como dueño de autoescuela en Cuenca (y hermano del anterior). Resulta entrañable el primero. Y de tebeo el segundo.
Borja Cobeaga ha podido inspirarse en su experiencia como adulto en una autoescuela, pero a eso hay que darle cuerpo. El resultado es excepcional dentro de la evidente sencillez de la serie. Bendita sencillez. Y bendito ese Carlos Areces disparatado como Sátur. Un tipo que confunde viceversa con etcétera. Un patán con riñonera. Pero es tan bobo el personaje principal al que interpreta Juan Diego Botto (el maduro que está aprendiendo a conducir) que todos los palurdos con los que se enfrenta acaban siendo más simpáticos que él. Hasta el cantante que se cree un león (Marco Cáceres).
Muy a favor de la sencillez de ‘No me gusta conducir’. Pero hasta el mazapán del humor cursi de esos anuncios.