Prescripción
Ni caso a Noël Coward; la televisión es para verla, no para salir en ella
Veo en 'Diez Minutos' que Ana María Aldón deja la televisión por prescripción médica. No es una exclusiva, ya lo dijo Emma García en 'Viva la vida', la televisión que la mujer de Ortega Cano ha dejado por prescripción ... médica. Para gente muy sensible, hasta ver el programa podría ser motivo de prohibición médica, como el alcohol, la sal o el azúcar. No voy a hablar de la mala salud mental. Y de si es preexistente o consecuencia de salir en televisión porque no tengo ni idea. Con Raquel Mosquera (persona del campo semántico y mediático de Aldón) la cosa era preexistente. Memorable la portada de 'Lecturas' cuando participaba en aquel reality de Telecinco donde saltaban de un trampolín a la piscina. «Siempre salto medicada». Recuerdo una reportera de un programa de corazón que ya no existe que trabajaba también medicada. Para poner el micrófono por la calle. Lo entiendo, a mí me tendrían que poner una pistola para dedicarme a eso. Prefiero fregar escaleras.
Estamos estos días viendo mucho tenis. Wimbledon. A jóvenes y menos jóvenes soportando la presión de un deporte donde la volea es tan importante como la cabeza. Donde es posible remontar dos sets. Donde es posible que te remonten dos sets. Simona Halep ganó de manera fácil a Paula Badosa . «No soy Rafa Nadal ni lo voy a ser». Está un poco harta de lo que se le exige. En la televisión se exigen otras cosas. Y no todo el mundo aguanta. No sólo por esas reporteras que se quedan en blanco o se equivocan y se escapan del plano en directo. No querría estar en el pellejo de Ana María Aldón o de Carmen Borrego , recibiendo como piñatas.
No puedo hablar de la maravillosa serie que Anna R. Costa ha hecho con la novela 'Lectura fácil' de Cristina Morales. Pero una de las protagonistas, interpretada por Anna Castillo, era «normal» antes de ser una más de las «retrasadas» que comparten piso. Que la televisión sea mala maestra, como diría Popper, vale (y no es cierto), pero que nos esté volviendo majaras… Ni caso a Noël Coward cuando decía que la televisión no era para verla sino para para salir en ella. Y para perder la cabeza.
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