El doloroso reencuentro de Rocío Flores con su padre tras más de tres meses aislada
«¿Quién te iba a decir a ti que ibas a estar en la final de «Supervivientes»? Si no eres capaz ni de coger el metro sola», dijo Antonio David a su hija
La joven acababa de perder la primera prueba de la gran final de «Supervivientes» después de que se le saliesen los hombros
Rocío Flores y Antonio David, en «La puerta de los abrazos»Telecinco
El reencuentro entre Rocío Flores y Antonio David estaba cantado desde el inicio de la noche, en concreto desde que vimos que el ex guardia civil no estaba presente en el plató, como es habitual.
Y, efectivamente, el reloj estaba próximo ... a marcar el cambio de día (del jueves al viernes) cuando padre e hija se volvieron a ver tras más de tres meses. «Pareces otra» , fue casi lo primero que le dijo Antonio David a Rocío . En efecto, ha adelgazado mucho , la que más de todas las supervivientes. «Estás muy guapa y muy rubia» , añadió el orgulloso papá.
Las precauciones sanitarias les obligaron a verse a través de un cristal. Se dijeron las cosas que los supervivientes y sus familiares en diferentes grados se dicen en estas ocasiones, que si que has hecho un gran concurso, que si todos están bien, que si te hemos echado mucho de menos... Entre tantos convencionalismos, Antonio David dijo algo con chicha: ¿Quién te iba a decir a ti que ibas a estar en la final de "Supervivientes"? Si no eres capaz ni de coger el metro sola». Jorge Javier acusó con sorna al padre de falta de confianza en su hija, pero fue ésta la que aclaró que en realidad había alguien que tenía menos fe en ella: «La que tenía menos confianza era yo», admitió la muchacha.
Tan emocionada estaba Rocío que se olvidó del frío y del dolor . La fría noche de Arganda le produjo un tembleque que resultó especialmente apreciable antes de la primera prueba de la noche, en la que resultó perdedora y, además, se le salieron los hombros. Por tanto, fue doloroso el reencuentro , pero por esta circunstancia física.
La superviviente estaba preocupada porque en la isla a veces se habla de más, con lo que las posibilidades de meter la pata eran altas.
Rocío : ¿Algo que haya dicho que te haya molestado?
Antonio David : Nada. Puedes estar muy orgullosa de lo que has hecho.
«Papá, necesito abrazarte» , acabó suplicando Rocío . Y lo pudieron hacer, pero a través de «La puerta de los abrazos» , el artefacto profiláctico traído de Estados Unidos que permite achuchones de plástico.
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