Lazos de sangre
El terrible presentimiento de Concha Márquez Piquer
La artista auguró la muerte de su hija Coral, que falleció con solo 19 años cuando estaba despegando como cantante
Novo
En una entrevista televisiva concedida en su casa, Concha Márquez Piquer , pide a sus hijas que aparezcan en plano. Las llama y la presenta. Son «Conchitín» , de 14 años. Y Coral , de 11. Curro Romero, el torero, es su ... padre. Pero está ausente. Presume de ellas su madre. Ocho años después, sobrevendrá la tragedia, episodio doloroso que se recordó en el «Lazos de sangre» dedicado a las Piquer .
También se incidió mucho en la capacidad de Concha Márquez Piquer para predecir el futuro. Porque aquella desgracia la vio venir. Pero no pudo pararla, aunque lo intentó. «La dijo mil veces que no fuera» , aseguró Nieves Herrero , cayendo en el pecado del laísmo, durante el programa presentado por Boris Izaguirre . Que no fuera a Estados Unidos.
Porque fue en Estados Unidos donde murió, en el estado de Tennesse . En un accidente de automóvil. En 1986. Iban tres. Ella no conducía. El vehículo derrapó a causa de la lluvia y se salió de la calzada. Coral murió en el acto. Los otros dos se salvaron.
¿Qué hacía al otro lado del charco? Perfeccionar su inglés. Por motivos musicales. Coral cantaba en un grupo de rock melódico llamado Avenida de Pasión . En principio lo hizo en secreto, a espaldas de su familia. Ensayaban en un destartalado local del barrio de Vallecas .
La banda llegó a actuar en el mítico programa «Tocata» . Hicieron una maqueta con tres canciones. La enviaron a la compañía Virgin , a Londres. Grabaron con este sello su primer elepé. Su representante le dijo a Coral: «Tienes que ir a Estados Unidos». Para perfeccionar el inglés, pues quería lanzar al grupo en ese idioma.
«No vayas», le había dicho su madre antes de ir a Estados Unidos . «¿Por qué?», le preguntó Coral . «Porque en ese caso no vas a volver nunca más», había advertido.
Hubo otra premonición del estilo. El día de autos, Conchitín pidió a su madre que le dejase llevar a casa de unos amigos el vídeo con la grabación de «Tocata» . Se negó. «No te lo doy porque tu hermana nunca más va a volver a casa».
En el programa también se recordó la sorprendente reacción que tuvo Concha cuando una persona le comunicó la muerte de su hija. Predijo primero que le venía a dar esa mala nueva. Y después le pidió a su marido, el actor Ramiro Oliveros , que fuese a por una botella de champán y la abriese inmediatamente. Una vez llena la copa, la alzó hacia el cielo e hizo un brindis a Dios : «Si crees que por esto voy a dejar de creer en ti, te equivocas. Pero entenderte no te entiendo». Después se derrumbó.
No fue la única, claro. De la muerte de su hermana habló, en el documental, Concha Romero Márquez (la Conchitín del vídeo inicial): «Pienso que la muerte es pasar a otra dimensión», se quiso consolar. En todo caso, no ha olvidado aquello ni un solo día: «Una pesadilla interminable».
No se lo creía. Concha Márquez Piquer no se creía esa muerte. Por eso pidió al juez que le permitiese abrir el ataúd. Ella le cortó un mechón del pelo. La abuela, doña Concha Piquer , le espetó un beso.
El entierro fue también un episodio para olvidar. Oliveros recordó que el ataúd no cabía. Y pasaron quince minutos hasta que lograron hacerle un hueco. Fueron eternos. Concha hija perdió los papeles: «Son como cuervos», gritó, en referencia a los periodistas. «Cuervos, los he odiado toda la vida», clamó, mientras su hija Conchitín intentaba calmarla.
Tras el entierro, más oscuridad. Concha sufrió una depresión impresionante. «Me volví loca», admitió ella años después. Pensó en el suicidio. Dejó de cantar durante años. Pero volvió. «Es como si me hubiese acostumbrado a vivir un brazo», dijo en una ocasión cuando le preguntaron cómo era la vida sin Coral .
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