'Separación': que curre mi otro yo
Es una obra compleja, detallista y entretenida que sobresale en el panorama actual de producciones fácilmente digeribles para audiencias poco exigentes
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¿Y si no recordara haber escrito esta crítica? ¿Qué sucedería si mi memoria estuviera quirúrgicamente dividida y en el trabajo no tuviera recuerdos de fuera y fuera no recordara nada del trabajo? Así de sencilla, inquietante, atractiva y moralmente conflictiva es la premisa de ... 'Separación' en Apple TV+. Con su segunda temporada recién terminada se ha convertido en la serie más vista de la historia de la plataforma por delante de la que hasta ahora era la indiscutible joya de la corona: 'Ted Lasso'. Sin duda la espera de tres años entre temporadas ha merecido la pena.
En su segunda entrega, la misteriosa empresa biotecnológica Lumon despliega una nueva batería de técnicas, poco éticas y más cercanas a las prácticas de una secta que de una megacorporación, en sus intentos de solucionar el desaguisado provocado en el capítulo final de la primera temporada por el cuarteto de trabajadores 'separados' de su planta de depuración de datos. Cargada de misterios al más puro estilo 'Perdidos', cada episodio de 'Separación' se merece un par de visionados: uno por disfrute y otro para el análisis detectivesco de los espectadores más avispados. Basta una simple búsqueda en YouTube para encontrar cientos de vídeos con teorías, predicciones y alguna que otra conspiración. Cada quién que decida cómo de profundo descender por esa madriguera de conejo.
Con una atmósfera claustrofóbica, un trabajo de cámara que roza la perfección y una escenografía alienante, 'Separación' consigue atrapar al espectador en un universo propio del que nunca estaremos seguros si existe en nuestra realidad o bebe del género de la distopía o la ucronía. Los smartphones conviven con ordenadores de los años ochenta y los avances tecnológicos futuristas contrastan con coches de hace varias décadas. Dualidad y disonancia cognitiva al servicio de la historia.
Los pocos pero exquisitos momentos cómicos están más cerca del brote psicótico que del gag humorístico, con mención especial a los delirantes números de baile del Sr. Milchick. El reparto hace un trabajo excepcional a la hora de dar vida a personajes con una doble vida de la que no saben nada. Adam Scott se lleva la palma en los papeles de Mark Scout y Mark S. y demuestra, como ya lo hiciera en 'Parks & Recreation', que es un maestro de la incomodidad y la ambigüedad en pantalla.
'Separación' es una obra compleja, detallista y entretenida que sobresale en el panorama actual de producciones fácilmente digeribles para audiencias poco exigentes. Hay algo de cierto en quienes muestran cierta incertidumbre por alguna de las tramas que han quedado sin cerrar en esta segunda temporada, pero con un capítulo final a la altura de las circunstancias y la confirmación oficial de una tercera temporada, podemos estar seguros de que el futuro de 'Separación' está cargado de respuestas. Ahora sólo nos queda rezar para que otra huelga de guionistas u otra pandemia no nos hagan esperar otros tres años para conocerlas. Crucen los dedos.
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