Rodolf Sirera, creador de 'Amar es para siempre': «Yo tenía muy claro cuándo iba a acabar la serie»

Aquella 'Temps de silenci', de periodicidad semanal, nació con el propósito de contar la historia de Cataluña desde las últimas elecciones democráticas de la Segunda República hasta las primeras en democracia a través de dos familias, una burguesa y otra obrera, migrante, castellanoparlante. Había saltos en el tiempo. Acabar en 1977 liberaba a los guionistas de no tomar partido… político. Los dos o tres primeros capítulos iban a transcurrir durante la Guerra Civil; a la cadena autonómica no le agradó la idea, así que se quedó en uno. «Fue un éxito de la hostia y luego [TV3] nos preguntó por qué no había más capítulos de la guerra. Funcionó tan bien que nos obligaron a continuarla. Llegamos hasta el año 2000, el cambio de siglo, casi hasta nuestro presente», recuerda su creador Rodolf Sirera Turó (Valencia, 1948), historiador de formación, en conversación con ABC.

Años después, Rodolf Sirera, casi en paro, creó 'Amar en tiempos revueltos' para Televisión Española y la productora Diagonal junto a Josep Maria Benet i Jornet y Antonio Onetti. Querían 60 capítulos. Sirera tenía un as bajo la manga: otros 20 episodios. Fueron 200. Aquella primera temporada empezaba con la proclamación de la Segunda República y terminaba con el final de la Segunda Guerra Mundial. Pero TVE quería una segunda temporada. «No había salida. Inventamos lo que ha sido un elemento muy positivo para 'Amar': cada temporada tenía un núcleo central y eso nos permitía renovar personajes y tocar épocas distintas», recuerda el que fuera su coordinador de guión. Hubo especiales para el horario de máxima audiencia e incluso una obra de teatro con Cayetana Guillén-Cuervo.

Cada nueva temporada tenía más audiencia que la anterior. El poder de la memoria. Hubo, por ejemplo, unos grandes almacenes. También abordaron la dictadura en Guatemala e incluso los campos de concentración nazi. Sirera asegura que tenía muy claro cuándo acabar la serie: el lanzamiento del primer satélite artificial de la historia. 1957. No salió el Sputnik, pero los personajes sí miraban al cielo. Aquella fue la última escena de la séptima y última temporada (2012) de 'Amar en tiempos revueltos'. «Esa fecha, el año 57, es el inicio muy lento, muy lento, de la recuperación económica de España. Vendrán los planes de desarrollo, los gobiernos tecnócratas… Se acaba la parte dura de la posguerra», explica.

Puede que la primera temporada de 'Amar en tiempos revueltos' no fuera la mejor (Rodolf Sirera se queda con la tercera y reivindica la séptima por abordar la corrupción en el ejército y la independencia del protectorado español de Marruecos), pero sí la más arriesgada. La Guerra Civil –tema que apasiona a Sirera– ponía en marcha historias que quedaban interrumpidas y cuyos personajes, con un pasado, aparecen varias temporadas después para intentar recuperar una relación perdida. «Por los tiempos en los que transcurre y por el ambiente social que había. Era fuertecilla. Nos hicieron alguna que otra crítica dura por parte de la prensa», rememora el dramaturgo valenciano.

Hay algo con lo que podías jugar y tenía mucho heroísmo. Es la lucha de los demócratas, sean de izquierdas o de derechas

Rodolf Sirera

Cocreador de Amar en tiempos revueltos' y 'Amar es para siempre'

Sirera niega que los malos siempre fueran de derechas y los buenos, de izquierdas: «Estaba esta manía, pero, si no asumes tu historia, pues vas jodido. Nosotros intentamos plantear personajes conservadores con actitudes éticas. Hay algo con lo que podías jugar y tenía mucho heroísmo. Es la lucha de los demócratas, sean de izquierdas o de derechas. Hemos presentado gente conservadora con principios éticos absolutamente defendibles. Eran unos años en los que la gente que luchaba y se sacrificaba nos merecía mucho respeto y queríamos que estuvieran aquí».

Para aquel arranque, con Rodolfo Sancho y Ana Turpin como pareja protagonista (él, obrero; ella, gente de bien. Ambos, republicanos), Rodolf Sirera se basó en una historia familiar, en un tío –uno de los hermanos de su padre– que trabajaba en una librería y adoraba a Blasco Ibáñez. El 'hermano rojo'. Tenía mujer e hijos. Y un día, con veintitantos años, el guionista se enteró de que su tío se iba a casar con su tía: «Mi tío se había casado con una señora, se divorció durante la república y se casó con mi tía. Luego se anularon los divorcios, así que no se pudo casar con mi tía y vivían en pecado, en concubinato, y mis primos hermanos eran ilegítimos. Sólo pudieron casarse cuando se murió la primera mujer».

Al guionista, durante algunas temporadas, le ayudó en el argumento su hermano ya fallecido, Josep Lluís Sirera, también historiador. Hasta su hija, Rebeca Valls, formó parte del elenco como Margarita, la sobrina de Manolita. Otro hijo, el de la actriz Luisa Gavasa (una de las protagonistas del primer año), fue guionista: Pablo Tobías.

Ana Turpin, Andrea Robles en la primera temporada de 'Amar en tiempos revueltos', regresó años después a la Plaza de los Frutos; también Cristóbal Suárez, o sea el abogado Mario Ayala, el tercero en discordia (su madre fue interpretada por Ágata Lys). Quien nunca volvió fue Rodolfo Sancho, Antonio Ramírez en la ficción (su madre fue interpretada por Pilar Bardem). Era el actor de moda.

El gran hándicap de 'Amar en tiempos revueltos' fue el bajísimo presupuesto. Para la tercera temporada se quedaron sin casi exteriores, pero su creador negoció con producción unas secuencias en el campo, pues iban a intentar asesinar a Franco. TVE, según Rodolf Sirera, nunca puso una pega, ni cambió una coma. Con Diagonal fue otro contar. «Cuando empezamos a hacer la serie, dije: 'No me jodáis. Vamos a hacer una serie como Dios manda. Es decir, capítulos de 25 minutos. Y un día, con 40 ó 50 capítulos, me voy a TVE, hablo con el productor y me entero de que los capítulos son de 45 minutos. Tuvimos que coger a un guionista especial, Sergio Barrejón, para añadir secuencias a los capítulos escritos», recuerda. Hicieron pruebas a jóvenes noveles como Barrejón (años después coordinó la penúltima temporada de 'Cuéntame'), Miriam García Montero y Macu Tejera Osura; esta última firma el episodio final de 'Amar es para siempre' junto a Julia Altares. También recurrían a dramaturgos; no eran guionistas de televisión. Puede que gracias a ellos –teoriza su cocreador–, la interioridad de los personajes fuera tan rica.

Al principio eran tres: Benet y Jornet (murió en 2020 tras años con Alzhéimer), Onetti (ahora presidente de la SGAE) y Sirera, retirado de la televisión tras 'La catedral del mar' y 'Los herederos de la tierra'. «Al principio hacíamos biblias de temporada completa; nada de lo que se hace ahora, una biblia de tres meses y, si va bien, bien; y si no… Luego, eso no sirve de mucho. Yo tenía la idea de por dónde íbamos a ir. Nos reuníamos, largamos argumento y si el camino no iba por aquí, iba por allí. Sabíamos adónde íbamos, pero no cómo», rememora.

A veces, no dependía de los guionistas: «Hemos tenido que modificar algunas secuencias porque un actor se rompió el pie a consecuencia de excesos alcohólicos. Hemos tenido una muerte». Otras veces, marcaba el camino la buena sintonía entre los intérpretes en pantalla. «Hay una actriz muy famosa que le habíamos diseñado un papel maravilloso y la tuvimos que liquidar porque no había manera; no le gustaba el formato. Salió antes de tiempo. La sacamos honrosamente. Teníamos pensado otro planteamiento para ella. Luego han pasado cosas curiosas como la de Cayetana Guillén-Cuervo. Era una colaboración especial, pero es una fuerza de la naturaleza y se lo tomó tan en serio que acabamos escribiéndole un personaje y un desarrollo para ella», admite Rodolf Sirera.

Hubo más historias que se quedaron en el tintero, como aquella que el guionista propuso para la tercera o cuarta temporada de 'Amar es para siempre', ya en Antena 3, sobre el novelista y autor teatral Max Aub: «Durante la Guerra Civil tuvo un importante cargo en el campo cultural de la república y se exilió. En los años sesenta vino a España y se fue jodidísimo. '¿Hemos hecho una guerra para llegar a esto? La gente está totalmente desmotivada'. Y se fue. Ya tuve claro que mi tiempo [en 'Amar'] había acabado».

Porque Rodolf Sirera ya se había marchado tarifando de 'Amar es para siempre' durante la primera temporada (2013). «Yo había dado por cerrada la historia [de 'Amar en tiempos revueltos']. Nos despedimos. Fue muy bonito. Me jodió muchísimo que no continuáramos en TVE porque yo fui muy feliz dentro de lo cansado que es este trabajo. Nadie me dijo nunca nada; cosa es que es absolutamente fundamental para este tipo de historias. Cuando pasamos a Antena 3, yo intenté arrancar, pero empezaron a tocar los cojones con el tipo de público. 'Amar en tiempos revueltos', en sus mejores momentos, llegó a tener tres millones de espectadores. Lo veía gente como Maruja Torres. Me vinieron con los esquemas tradicionales de la televisión más tradicional y yo aguanté poco tiempo. Me jodió que en la primera reunión, una productora de Antena 3 se empeñó en decirme que la telenovela es para público femenino. Eso me cabreó muchísimo. Estamos contando historias de seres humanos: hombres y mujeres».

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Rodolf Sirera estaba contando su propia historia (nació el 24 de marzo de 1948, aunque el registro civil y la wikipedia digan lo contrario). Cuando se casó con su primera mujer y esta se cambió de trabajo, tuvo que ir con ella a autorizarla. «Siempre me han interesado mucho los personajes femeninos. Quería plantear que, pese a lo jodidas que estaban las mujeres, con valentía y muchísimo esfuerzo había quien conseguía salir del pozo», cuenta. Con 'Amar en tiempos revueltos', el guionista planteaba cómo afectaban los hechos históricos –transmitidos a través de la radio– a sus personajes. O sea, mostrar la historia sentimental de España.