«Vida perfecta»: sexo sin pudor y madres con ansiedad
Movistar+ estrena este viernes la segunda y presunta última temporada de la serie con la que Leticia Dolera triunfó en Cannes
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Iniciar sesión«No me sale ser madre». Leticia Dolera suelta la frase con su hijo delante en la segunda temporada de la serie que triunfó en Cannes , 'Vida perfecta', que el viernes regresa a Movistar+ . «De momento» será una despedida, pero ... la creadora (junto con Manuel Burque ) no echa del todo la llave a una puerta que sus actrices bloquean sin disimulo mientras siga entreabierta. «Deja que pasen un par de añitos, que la vida nos dé un par de vueltas a todas y a lo mejor tenemos carrete para hacer otra», dice Celia Freijeiro , que da vida a Cristina.
En la vida real ha pasado más tiempo, y con mascarilla, pero para María, Cristina y Esther solo han transcurrido seis meses. La primera descubre inesperados sinsabores de la maternidad, Cris y Pablo deciden 'abrir' su relación y Esther tiene novia formal, Míriam Iscla , un descubrimiento.
El trío de protagonistas femeninas se escapa a una acampada de terapia sexual que las actrices vivieron de verdad. «Quería documentarme y coger ideas. De allí salieron todas las que se ven en el capítulo cinco», desvela Dolera. La experiencia fue fértil. «Como nos dijo la profesora del retiro de sexualidad, la teoría se fue a bañar y la práctica le quitó la ropa », recuerda la actriz, guionista y directora.
Celia Freijeiro y Aixa Villagrán cuentan algo más de la aventura, que en realidad fue doble: «En la primera estuvimos juntas las tres, pero huimos. No es que nos asustáramos; no nos sentimos a gusto», dice Freijeiro. «Para empezar, era contacto con la naturaleza y tenían césped sintético», se escandaliza Villagrán, quien prefirió «escaquearse» en el nuevo intento.
«Leti y yo insistimos, porque la quiero y porque está muy comprometida con la serie. Pasamos un gran momento emocional y personal, en un retiro con otras diez mujeres, lideradas por una mujer maravillosa que tiene una escuela en Barcelona. Ahí empezamos a compartir experiencias y descubrimos que muchas preguntas nos atravesaban a todas. Esos espacios deberían ser algo mucho más habitual, pero hemos estado silenciadas por los siglos de los siglos y todavía hoy nos sigue faltando esa representación», relata Celia Freijeiro. De vuelta a la ficción, la actriz cree que « faltan creadoras que hablen desde su perspectiva , porque completan el relato y la perspectiva masculina». «Podemos evolucionar y avanzar y crecer juntos», asegura.
Font García , marido de Celia en la serie, cree que los hombres estamos «cambiando de verdad y abrazando nuestro lado femenino». «No nos habían dejado por una cuestión educacional. Es un placer poder decir: soy un tipo sensible».
Manuel Burque , coguionista de la serie, matiza que, en este intercambio de protagonismo, la serie es más generosa con los personajes femeninos de lo que ha sido tradicionalmente la ficción con los femeninos: «Aquí los masculinos cumplen una función, no son unidimensionales, tienen un calado y unas razones de ser. Se les da una oportunidad. Sí es verdad que muestran vulnerabilidades y tienen una sensibilidad diferente».
«Lo dimos todo sin miedo y sin pudor»
Para el también actor, el momento más difícil fue rodar las escenas de sexo con Dolera. «Hubo una especie de compromiso con la búsqueda de que fuese íntima y de verdad. Yo me tiré a la piscina. Es mi trabajo y me dije: lo voy a hacer lo mejor posible. Y a Leti le dio confianza que yo fuese tan cercano, que su mejor amigo le hiciera sentirse cómoda. Lo más difícil fue antes, imaginar la escena, pero luego en el rodaje hay un tiempo límite, lo quieres hacer bien y no quieres decepcionar. Lo dimos todo sin miedo y sin pudor. Hay escenas de sexo en la serie que parecen escenas de sexo reales, con toda su imperfección. El día antes era... porque es como una hermana para mí, así que era casi un incesto ».
Por alusiones, Dolera explica: «Nosotros dijimos: estos dos personajes se tienen que ir a la cama. Y fue mucho más fácil de lo que podíamos imaginar. No quisimos ir a la zona de confort del rollo friki y nos fuimos al lado más adulto y vulnerable, más de piel, pasando del pudor. La verdad es que me sentí supercómoda precisamente por esa amistad y esa confianza. No me sentí expuesta en el peor sentido de la palabra, también porque yo era la directora, pero eso no me quitaba el contacto físico».
Otros tabúes
Pero la verdadera transgresión fue afrontar otros asuntos, como la menopausia, la depresión posparto y las enfermedades mentales, con Enric Auquer todavía más asentado y ya con un Goya bajo el brazo. («Sí que te cambia la vida», admite el actor). Al escribir la serie, los creadores también se encontraron con algo que les sorprendió mucho, «que a muchas mujeres que han tenido un parto vaginal les cuesta un año o más volver a mirarse la vulva, porque les da mucho miedo lo que puedan ver y cómo puede haber quedado».
«Me sorprendió que fuera tan habitual y me documenté mucho», cuenta Leticia Dolera, que también habló con una psicóloga, que tiene su correspondiente personaje en la serie, «que lleva muchos casos de mujeres con ansiedad posparto o que descubren que la maternidad no es lo que se esperaban ». «Hay muchas mujeres que pasan por esto, que tiene que ver con la maternidad idealizada, con que siempre nos han contado que tu vida cambia para bien. Todos entendemos que para muchas mujeres es así, pero no para otras».
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