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Sexo y violencia: lo que condiciona a qué edad se dirige cada serie

«Juego de tronos», el drama romántico medieval «Outlander» o la última sensación de Amazon, «American Gods», encajan en la descripción de un público que se espera más avezado y quizás menos sensible al impacto de algunas tramas o escenas demasiado explícitas

Lucía M. Cabanelas

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El sistema de calificación por edades es útil en muchos casos para hacer una preselección rápida de lo que uno puede ver. El vocabulario, las relaciones personales de los personajes o protagonistas animados y la sencillez suelen ser algunos de los criterios por los que, inconscientemente, los más pequeños de la casa eligen una serie y no otra. «Peppa pig», «La patrulla canina» o «Los cuentos de Masha» son algunas de las ficciones de moda entre el público infantil, que tampoco olvida productos más añejos pero que siguen estando de moda como «Bob Esponja» o «Dora, la exploradora».

Aunque los dibujos animados suelen relegarse para el espectador de menos edad, cada vez más ficciones resultan engañosas en este sentido, empleando la animación pero con un lenguaje explícito y contenidos no aptos para el público infantil, como «South Park» o la más reciente «BoJack Horseman».

Los adolescentes buscarán en las series paralelismos con sus vidas, relaciones incipientes y tramas de institutos. No puede faltar el coqueteo con el misterio y el crimen, la ciencia ficción o incluso el mundo sobrenatural, pero enmarcado siempre en una atmósfera juvenil, como sucede con «Riverdale», la alabada «Stranger things» o la postapocalíptica «Los 100» . Aptas para este público son ficciones más adultas sobre la vida misma, comprensibles a partir de la adolescencia y, por tanto, también asequibles para ver en familia, como «This is us», una especie casi extinta de superhéroes sin capa .

Las recomendadas a partir de la mayoría de edad suelen regirse por un criterio exclusivo. Es decir, si la ficción en cuestión abusa de contenidos violentos o eróticos , con escenas de asesinatos o de sexo en exceso, o incomprensibles para un espectador todavía inmaduro, pasan a categorizarse directamente para adultos. «Juego de tronos» , el drama romántico medieval «Outlander» o la última sensación de Amazon , «American Gods» , encajan en la descripción de un público que se espera más avezado y quizás menos sensible al impacto de algunas tramas o escenas demasiado explícitas.

Sin embargo, el baremo de medición no pasa de ser una recomendación no vinculante , de manera que el espectador, con toda probabilidad, elegirá una serie en función del contenido o temática, la promoción del producto o los actores que encabezan su elenco, y se dejará llevar menos por las advertencias que por el reclamo. Por eso mismo es habitual que una serie como «Por trece razones», ambientada en un instituto e interpretada por jóvenes, pueda ser aplaudida por un público más adulto del que especifica su calificación (+16). El tema del suicidio es lo suficientemente serio para que el espectador de más edad pueda hacer otro tipo de lectura de un producto que los más jóvenes disfrutarán solo en superficie.

Los padres, en el papel de censores

De igual modo, un adolescente podrá sentirse atraído por un contenido que presupone más maduro y «prohibido», y recurrir por tanto a series que, por su calificación, le estarían vetadas. En el caso de los niños, resulta mucho más probable que, a la hora de seleccionar una ficción determinada, intervengan sus progenitores. Sobre todo para evitar series adultas camufladas de infantiles. Como ejemplo, en su día «Shin Chan» fue criticada por la fijación del protagonista, un infante, con el cuerpo femenino y por enseñar de forma continuada y categórica «su trompa». El exceso de sensualidad y erotismo supuso una traba también en «Dragon Ball», que incluía escenas que, aunque desapercibidas por la temática en general, eclipsaban incluso las restantes y míticas secuencias de «épicas» batallas. Como muchos recordarán, Bulma intentaba ganarse la atención de Goku con continuos desnudos que, si bien no funcionaban con el protagonista, sí lo hacían con su maestro, provocándole numerosas hemorragias nasales.

Los espectadores buscan en la pequeña pantalla argumentos similares que expliquen sus vidas, sueños no materializados, fantasías prohibidas, ilustrarse o, simplemente, desconectar. El rango de calificación por edad no deja de ser una recomendación general sobre contenidos apropiados , incapaz de categorizar con exactitud millones de productos en un mundo en el que existen millones de personas, todas ellas , por supuesto, diferentes.

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