«Philip K. Dick's Electric Dreams»
La esencia de Philip K. Dick que no se deja arrastrar por la acción o los efectos especiales a medio gas
Amazon Prime Video estrena este viernes 12 de enero una adaptación para la pequeña pantalla de los sueños del escritor: «Philip K. Dick's Electric Dreams»
Si está buscando una nueva versión de «Black Mirror» , estás en el lugar equivocado.
El universo de Philip K. Dick ha sido trasladado (de nuevo) a la pequeña pantalla. Después de 16 años de la primera adaptación cinematográfica con «Blade Runner» , la Channel 4 se atreve con una coproducción británico-estadounidense que vuelve a hablar de los temas que más preocuparon al que hoy se considera como uno de los principales escritores del siglo XX más allá del género. Puede que su prosa no fuese la mejor, pero consiguió construir unos mundos tan absorbentes que puedes perderte en ellos. Pero ¿ha conseguido «Philip K. Dick’s Electric Dreams» recrearlos como se merecen? Para empezar, hay que decir que han optado por el camino más fácil. Channel 4 ha dejado de lado las largas e intrincadas novelas para centrarse en los relatos cortos.
A diferencia de otras adaptaciones de Philip K. Dick, «Philip K. Dick’s Electric Dreams» deja de lado la acción y no se obsesiona (solo) con lo visual –como si hiciera, por ejemplo «Minority Report» –. La ficción baja el ritmo para centrarse en el argumento para no perder ese tono meditabundo del escritor. El ritmo es lento, puede que demasiado para lo que estamos acostumbrados. En contraposición, los argumentos están presentados de forma sencilla, tanto que parecen fáciles de seguir.
Se trata de una serie que engloba a la ciencia ficción clásica, como el de los años sesenta y setenta. Cada capítulo tiene una temática distinta. Sí, como «Black Mirror» . Pero no esperéis que tenga ese toque profético que tiene la ficción de Netflix sobre nuestro futuro más bien cercano. «Philip K. Dick’s Electric Dreams» rescata la idea de hacer una reflexión existencial en cada historia. Para ello, Channel 4 recupera el cuestionamiento sistemático de la realidad del autor y refleja su redefinición de los parámetros generalmente aceptados para el arte al cruzar influencias y subvertir convencionalistas. Para todo esto contará con un reparto envidiable. Algunos forman parte de sus armas, como Bryan Cranston o Geraldine Chaplin , que consiguen que funcionen textos que en mano de otros actores no habrían salida adelante (al menos no tan bien).
Sin embargo, hay un aspecto que cualquier seguidor de Philip K. Dick echará en falta: el humor . La ficción deja de lado la parte cómica del autor que se escondía en la situación más absurda o en el comentario más inesperado. No esperéis ningún elemento extravagante, ni ninguna imagen tan surrealista que te haga soltar una carcajada.
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