La pandemia estrecha el idilio entre la literatura y las plataformas de 'streaming'
Las plataformas recurren a los libros para paliar la falta de ideas y buscar buenas historias para sus series

El cine tiene el prestigio y el negocio, solo le hacen falta las ideas. Igual que su hermano mayor, las series empiezan a explorar el nutrido universo literario en busca de historias que, si bien no son originales, cuentan con el respaldo de los fieles lectores que las impulsaron al número uno en las listas de ventas. Una garantía en la que las plataformas se han refugiado durante la pandemia, colmando sus catálogos con adaptaciones. Al margen del desigual periplo audiovisual de las obras de Stephen King, uno de los pioneros en tantear este terreno, y cerrada la aventura de ‘Juego de tronos’ en HBO, que abrió el camino a un mundo tan lleno de posibilidades, han sido un puñado de ficciones las que han ocupado el vacío que los Targaryen, Stark y Lannister de turno dejaron en el público. De la tinta a la pantalla.
Lo mismo da una partida de ajedrez que la visión presentista de la alta sociedad de la Regencia británica. Todo tiene cabida en el catálogo de las plataformas. La gente se refugió del coronavirus en sus casas, y huyó del metralleo informativo viajando al ‘streaming’, que vio claro el empuje de las adaptaciones. Títulos como ‘Los Bridgerton’ o ‘Gambito de dama’, ambas en Netflix, vinieron a reafirmar lo que era crónica de una amistad anunciada: la adaptación de superventas literarios funcionaba incluso mejor (a nivel económico) en pantalla que en las páginas. El ‘boom’ de adaptaciones no supone un salto al vacío: producir títulos conocidos se ha convertido en un negocio tan rentable como lo son, a nivel editorial, nombres como Ken Follett o J.K. Rowling.
Los libros siempre han proporcionado materia prima a Hollywood, pero han ido proliferando impulsados por la necesidad de material de las plataformas. La adaptación de contenido literario se ha convertido en uno de los pocos sectores, dentro del negocio editorial, que realmente se ha acelerado durante la pandemia. Estar más tiempo en casa y ver reducida la producción ha obligado a los ejecutivos de la industria a buscar en los libros una fuente de contenido, y sobre todo inspiración, para la pantalla.
La relación entre los autores y Hollywood siempre ha sido fluida, pero ahora las empresas de contenido digital se pelean por los novelistas de éxito y les ofrecen un trabajo más estable. En una industria cada vez más diversa, los escritores han descubierto otro camino para sus carreras gracias a la adaptación de sus libros, un género cada vez más especializado.
A medida que disminuye el adelanto económico de los autores, más novelistas fían sus ingresos a la idea de escribir historias con posibilidades de adaptación. «No nos engañemos. A la hora de hacer cine cualquier inspiración es válida, y la literatura es alimento básico para el desarrollo del séptimo arte», explica Connor Walls, guionista de Hollywood obligado a dejar a un lado sus proyectos para adaptar los de otros. Lo que le vale al cine, desde luego, sirve también para las series.
'Territorio Lovecraft' y 'The Undoing' , en HBO, han sido dos de los más recientes descubrimientos del audiovisual, aunque no los más exitosos. Nunca faltan, por supuesto, los clásicos, como la reimaginación del ladrón ‘Lupin’ (Netflix) de Omar Sy, ni los políticos, como certificó el final de ‘El cuento de la criada’, basada en la distopía de Margaret Atwood. Mención aparte merecen los cómics, trampolín infinito de personajes, aventuras y, sobre todo, renovada fuente de inspiración para DC y Marvel . A la estela del coronavirus han dado el salto de la viñeta a la pantalla los irreverentes superhéroes de ‘The Boys’ e ‘Invincible’, ambas en Amazon, pero también el siempre socorrido Clark Kent (‘Superman & Lois’, en HBO) y el séquito de Kevin Feige, que exploró diferentes géneros en Disney+ con ‘Loki’, ‘Bruja Escarlata y Visión’ y ‘Falcon y el Soldado de Invierno’.
También los ‘best sellers’ españoles se han apuntado a esta moda. De la última remesa de este vaivén del folio a la pantalla, grandes escritores han presentado su aval, demostrando que la industria nacional está preparada para presentar batalla también en este ámbito. La más aclamada adaptación ha sido ‘Patria’, basada en el libro de Fernando Aramburu, que le ha valido a HBO un Ondas, un Forqué, dos Feroz y tres premios MiM. María Dueñas no pudo replicar con ‘La templanza (Amazon) el fenómeno de ‘El tiempo entre costuras’, pero sí agenciarse varios piropos por el diseño de producción de la serie de Amazon inspirada en su libro, del mismo modo que ‘Dime quién soy’, que adapta la novela homónima de Julia Navarro, no fue el éxito esperado por Movistar+, a pesar del buen hacer de Irene Escolar en el papel de Amelia.
El caso más paradigmático ha sido ‘Valeria’ , serie de Netflix que adapta las novelas de Elísabet Benavent y que estrena el día 13 su segunda temporada. Aunque debutó con polémica por los cambios respecto al material literario, ha supuesto la alfombra roja para la autora valenciana, un fenómeno editorial que la plataforma de ‘streaming’ ha querido atar en corto. Además de figurar como productora ejecutiva en la nueva entrega, para tener más poder en el guión, la compañía de Ted Sarandos le ha extendido un contrato para adaptar otras de sus novelas, como ‘Fuimos canciones’, con María Valverde y Álex González. «Soy la primera sorprendida, pero intento que los pies siempre estén muy pegaditos al suelo. Mi premisa es que sabes donde estás hoy y no dónde estás mañana. Soy un poco sor Angustias de la Cruz y mi asignatura pendiente es disfrutarlo», reconoce a ABC la autora.
«Está estudiado que las adaptaciones de libros al cine y series suelen funcionar mejor. No quita que haya producciones originales maravillosas, pero hay un factor riesgo en una obra inédita que no tiene tanto una adaptación, que parte con un punto de ventaja», explicó a Efe Sydney Borjas, director general de la agencia audiovisual Scenic Rights.
Las restricciones que ha impuesto el coronavirus, la imposibilidad física para comenzar las producciones o desplazarse y rodar en ciertas localizaciones, no ha impedido que, en cierta medida, la pandemia haya reforzado algunos puntos de la industria audiovisual, permitiendo un respiro entre tanto caos, una pausa muy útil para que las plataformas encuentren, a través de la lectura, buenas historias para cimentar sus series.
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