'Madres': por qué reconforta y triunfa tanto drama médico

«La gente normalmente dice: 'Para ver un drama, ya tengo suficiente con mi vida'. Pero no lo veo así. A mí me encanta ver los dramas porque me siento más acompañada. Te das cuenta de que tú tienes un problema y los demás, los suyos. Es como viajar con ellos y compartirlo. Eso también alivia», explica por videollamada Aida Folch (Reus, 34), la doctora Olivia Zavala, desde el plató donde ya rueda la cuarta temporada de 'Madres' . Quien no continuará, tras estos ocho nuevos episodios, es Belén Rueda (Madrid, 56), o sea, Marian, la madre titular: «Cuando tienes un problema, te cierras en tu propio mundo. Cuando alguien te cuenta que está pasando por la misma situación, ves otras vías para solucionarlo o vivirlo con otra actitud».

Ambas intérpretes, tras las dos temporadas anteriores, recibieron mensajes a través de las redes sociales. A Belén Rueda y su 'hija' Carla Díaz les escribieron madres y adolescentes por su extensa trama sobre trastorno alimenticio. «Uno tiene su propia realidad de lo que está pasando y muchas veces es importante ver qué es lo que produce alrededor», defiende Rueda . «Ves que a mucha gente le ha tocado, le ha acercado a sus padres o familias», añade Folch .

Para Joan Barbero , el éxito de 'Madres' es que «toca la fibra, va a la patata». A él mismo se le saltan las lágrimas cuando está revisando alguna escena. Como coordinador, les dice a los guionistas que, para que llegue a la gente, primero tiene que llegarle a ellos mismos. «No buscamos la lágrima, sino la emoción», defiende. Pero concede: «Seguramente las vidas de unas madres que tienen a sus hijos hospitalizados durante mucho tiempo son aburridas». No comparte la crítica hacia 'Madres' de ser una serie chapada a la antigua. Claro que influye la duración (hora y cuarto) y que apenas haya exteriores: «Estamos bastante metidos dentro del hospital. Eso formalmente no ayuda a dar una sensación de modernidad. Estamos contando la vida de unas personas que están en un sitio cerrado; eso no se puede contar de otra manera».

Aida Folch cree que el éxito de 'Madres' se debe a algo sencillo: «Es una serie de personajes y eso nos permite darle un arco dramático grande. En ese aspecto es una serie de pocos artificios; se mira hacia dentro, no hacia afuera. El espectador necesita conectar. No necesitamos sangre... bueno, sangre tenemos porque es un hospital». Su personaje, una rígida doctora, parió al final de la segunda temporada. «No duerme y se equivoca... Tiene un bebé. Evidentemente la veremos más tierna y humana, pero también agobiada porque no solo quiere ser madre, sino seguir ejerciendo tantas horas», avanza. La conciliación laboral y familiar es una preocupación para los personajes desde el inicio .

En esta tercera temporada, producida nuevamente por Mediaset España y Alea Media , sí saldrán más a la calle, especialmente el personaje de Belén Rueda . «Marian tiene el síndrome del nido vacío y, para ella, su vida es el hospital. Sigue allí como voluntaria. Siente que un paciente la necesita y a lo mejor es al revés», avanza Barbero . Es, a través de varios 'flashbacks' suyos, cuando aparece y desaparece el coronavirus . «Empezamos a escribir en agosto de 2020 y creíamos que ya estaría todo superadísimo: que no habría mascarillas y estamos mejor que ahora…, que tampoco estamos tan mal», recuerda. No querían hacer una trama sobre el covid, pero a todos les ha marcado, por lo que había que hacer alguna referencia importante, pero tampoco dedicarle mucho espacio.

La violencia obstétrica y la drogadicción son algunos de los temas que vertebran la nueva temporada de 'Madres' , que recibe a intérpretes como Carlos Bardem y Eva Llorach . En la primera parte, estrenada durante el confinamiento, hablaron de vientre de alquiler por parte de dos hombres homosexuales. En la segunda, sobre un adolescente trans en una familia y colegio conservadores. «No estamos buscando sensacionalismo, pero sí temas polémicos en el propio equipo de guion; que haya guionistas que les parezca fatal y otros que estén a favor. Hubo de todo con la gestación subrogada. Intentamos que todas esas opiniones se pudieran reflejar. Nosotros no dábamos una tesis».

En esta tercera temporada hay un matrimonio de evangélicos ( Tomás del Estal y Arlette Torres ) cuya hija sobreprotegida sufre bulimia y quiere donarle un riñón a su novio. Los padres, claro, se cierran en banda. «A alguien le colocas una etiqueta y tienes todo simplificado. Si este tío no fuera evangélico e hiciera lo mismo, ¿qué opinión tendrías? Jugamos con el prejuicio en esta trama. No hablamos de los evangélicos, sino de las etiquetas. Cualquier padre haría lo mismo que él». También continuará la relación entre una mujer 'mayor' ( Ana Labordeta ), una enfermera que tuvo cáncer de mama, y un hombre más joven ( Jon Plazaola ), un psicólogo en duelo por la muerte de su madre. Tampoco faltarán los triángulos amorosos. «Si todo fuera felicidad, sería muy aburrido. Tenemos que conseguir que la gente se remueva en la silla. Conseguir el 'Uy, uy, uy' no tiene precio», sentencia Joan Barbero .