«Evil»: la manga ancha del matrimonio King tras «The good fight»

Aunque en «Evil», Robert y Michelle King se han quitado la toga para ponerse la sotana, La Ley sigue teniendo un peso muy importante; empezando por su propia protagonista, Kristen Bouchard ( Katja Herbers ), una psicóloga que suele trabajar para el fiscal de Queens. He aquí otra mudanza: del Chicago de «The good wife» al Nueva York de «Evil»; bueno, esto tiene trampa, pues la primera sí se rodaba en La Gran Manzana, pero tenía que ocultarlo.

Sin embargo, tras un revés de los acontecimientos durante el primer episodio, una escéptica Kristen –casada con un ausente alpinista, con cuatro hijas y una madre divorciada– encontrará refugio en la Iglesia Católica después de que David Acosta ( el armario de Mike Colter ), primo hermano del cura de «Fleabag» , le ofrezca ser su companion investigando casos supuestamente paranormales. El término medio lo aporta el macarrilla Ben Shakir ( Aasif Mandvi ), al que la serie a veces da tramas secundarias para destensar la situación; en un episodio incluso participa en un programa tipo «Cuarto milenio».

Siguiendo la estela del clásico «Expediente X» o la más reciente «Fringe» , «Evil» plantea un caso semanal y hace dudar a su pareja protagonista (él representa la fe; ella, la ciencia) de la naturaleza de los hechos y, de paso, a unos espectadores que también andan en la oscuridad..., excepto en una trama paralela, protagonizada Michael Emerson (Ben Linus de «Perdidos») en un retorcidísimo papel. Sin embargo, a diferencia de los dos títulos mencionados, «Evil» tiene muy claro qué serie quiere ser desde el principio, lo que permite a sus guionistas ofrecer intrincados casos semanales –no hay bajón ni relleno apreciables– y tejer apasionantes dinámicas entre sus personajes.

La serie, que circunvala por la ciencia ficción y el terror (con homenaje inclusive a «El exorcista» de William Friedkin ), es muy referencial de puertas hacia dentro (la protagonista no ignora la instantánea química sexual que tiene con el seminarista) y hacia fuera (los dibujos animados «Steven universe» son el desencadenante de un mordisco). Y, al igual que en «The good wife», se beneficia de los límites de su cadena y horario originales para sugerir, en vez de mostrar, impactantes escenas de miedo y sexo.

Aún así, tras su paso por «The good fight», parece que la CBS ha dado manga ancha a los King para utilizar un lenguaje más fuerte (¿cuántas veces se emplea la palabra «puta»?), lanzar pullitas a la Iglesia Católica y la política estadounidense e incluso transgredir en la narración a la hora de introducir ensoñaciones –algunas muy subidas de tono– o en algo aparentemente más trivial como los títulos de crédito.

«Evil» conserva de «The good wife» su humor, su elegancia –al rodar y al vestir a sus personajes– y su agenda informativa al introducir de mil maneras la tecnología en las tramas (el videojuego de las hijas de la protagonista es escalofriante) o temas de actualidad como los «incel» . Incluso una de sus entregas transcurre principalmente en un bufete de abogados.