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Errores arquitectónicos e historias para no dormir: los misterios de la Casa Blanca

«Misterios en el Museo» dedica su primer programa a la residencia presidencial, plagada de anécdotas y falsos mitos

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«La Casa Blanca es compleja e incluye secretos ocultos difíciles de creer». Así comienza el primer capítulo de «Misterios en el museo» (disponible en Movistar+) , que bucea en los orígenes del 1600 de Pennsylvania Avenue para destripar los misterios del la residencia del presidente de EE.UU., uno de los edificios más famosos de la Historia y también uno de los que más incógnitas guarda. El programa, dirigido por Nicholas Zeig-owens y Justin Lee Stanley, cuenta con el conocido rostro de Travel Channel, Don Wildman, como «guía de viaje» de un documental que en poco más de cuarenta minutos de duración ahonda en algunos de los falsos mitos que siempre han rodeado el emblemático edificio.

La Casa Blanca es mucho más que una residencia presidencial. El devenir de la política estadounidense quedará para siempre grabado en sus muros y, como ocurre con otros lugares como pueden ser el Vaticano, en Roma, su historia está también plagada de leyendas que en más de una ocasión se han tratado como ciertas. Por poner un par de ejemplos, ni Abraham Licoln durmió jamás en la habitación que lleva su nombre ni Kennedy habló en ningún caso con Kruschev por el famoso teléfono rojo que, por cierto, no es más que un invento del cine.

El famoso complejo ubicado en Washington ha sido moldeado por buena parte de sus inquilinos para dar lugar al icónico edificio que hoy visitan millones de turistas. La actual Casa Blanca, de hecho, existe tal y como la conocemos desde el siglo XX y su habitación más famosa, el despacho oval, no se construyó hasta 1934. Durante sus primeros cien años de existencia, afirma Wildman en «Misterios en el museo», el edificio presentó multitud de errores de diseño que a punto estuvieron de suponer su desaparición. Uno de ellos fue el cometido por el 26º presidente de EE.UU., T heodor Roosevelt , quien se volcó en reorganizar el espacio en la Casa Blanca para separar las áreas privadas de las públicas y generar, así, una mejor división del trabajo. Durante la restauración, no obstante, Roosevelt encargó eliminar un muro de carga que años después a punto estuvo de tirar abajo la residencia presidencial.

El fuego y la heroína Dolley Madison

No fue la única vez que el edificio estuvo a punto de desaparecer. En 1812, la residencia del hoy presidente de EE.UU., Donald Trump, se convirtió en pasto de las llamas durante la guerra anglo-estadounidense. Las tropas británicas, tras llegar a Washington, se dirigieron rápidamente hacia el símbolo de la ciudad para derribarlo. Allí, la entonces primera dama Dolley Madison aguantó hasta el último minuto salvaguardando los objetos más preciados del edificio así como documentos clave para la historia de los americanos. Dolley, que se convirtió en heroína nacional tras aquella hazaña, abandonó la Casa Blanca momentos antes de que las tropas británicas asolaran el lugar. El 24 de agosto de 1814 el fuego se tragó el mayor símbolo de EE.UU.

El fantasma de Abraham Lincoln

Una de las leyendas más populares de cuantas rodean a la Casa Blanca es aquella que asegura que el fantasma del presidente Abraham Lincoln sigue presente en el 1600 de Pennsylvania Avenue. Como cuenta la historia, el presidente tuvo un sueño el día en que fue asesinado por John Wilkes Booth y afirmó ante su Gabinete que «fui despertado por un gemido débil procedente de algún lugar cercano. Me levanté, y comencé a buscar el ruido, finalmente encontrando mi camino a la sala este, donde hombres y mujeres estaban envueltos en mantos funerarios. Ví un ataúd en un estrado, y soldados en cada extremo. Un capitán estaba de pie cerca, y me dirigí a él: 'Quién está muerto en la Casa Blanca' dije. 'El Presidente', es su respuesta, 'fue asesinado por un asesino.' En el ataúd había un cadáver con ropas funerarias, pero el rostro estaba oscurecido». Años después del asesinato, el entonces primer ministro británico Wiston Churchill aseguró haberse topado con el fantasma y, por ello, pidió a Franklin D. Roosevelt que le alojara en cualquier otro dormitorio del edificio.

[«Misterios en el Museo» está disponible bajo demanda en Movistar+]

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