Daniel Grao es 'HIT': «Antes era más obediente para que estuvieran contentos conmigo, y ahora no»

«Seguramente bailoteo en algún momento. Como me permito tanto… Y cuando no lo hago yo, viene Joaquín Oristrell [creador y director] y me dice: 'Vamos a hacer un poco de hitadas. Gamberrea'. Me achucha a que hagamos algo fuera de lo convencional», cuenta el actor protagonista, que de joven cursó Danza y trabajó como gogó para pagarse Interpretación. « Es una serie muy musical . Son un puntazo los temas que se eligen en cada capítulo; la combinación: Vetusta Morla, Nick Cave... y, de repente, artistas emergentes que he ido conociendo en paralelo porque Joaquín me iba chivando». Daniel Grao tiene mucho de HIT , o sea, de Hugo Ibarra Toledo, que en esta segunda temporada, de diez entregas nuevamente, se marcha de Madrid a Puertollano (Ciudad Real) para tutorizar a los alumnos, marginados y desencantados, de Formación Profesional. «A veces hace falta ser un poco incorrecto y alborotar si el fin lo merece. A HIT le pasa eso y yo estoy muy de acuerdo».

Grao (45) concede ser menos valiente que su 'alter ego', un docente exalcohólico con estrés postraumático y problemas del querer; un clásico de la ficción: en casa del herrero, cuchillo de palo. Habitual de la televisión desde hace quince años ( 'Perdida' y 'Gigantes' , de lo último, lo mejor), ha aprendido algo de su atormentado personaje: que no pasen por encima de él y escucharse más como actor. «Antes era más obediente; que estuvieran contentos conmigo, y ahora no necesariamente». Durante el rodaje, este verano , se negó a que este educador antisistema utilizara el lenguaje inclusivo. «A veces le escribían diciendo 'chicos, chicas, chiques' porque hay una alumna de género no binario . Puede sonar panfletario y tener el efecto contrario».

HIT –defiende Grao – está por encima de eso a la hora de aceptar a todos sus alumnos. Entre los adolescentes protagonistas, nueve actores noveles, hay uno de extrema derecha y otra de extrema izquierda. « HIT ni votaría. Va por este discurso de elevar el nivel de conciencia. '¿Qué te empuja a levantarte un día e ir a apedrear inmigrantes o patear un centro comercial contra el sistema y el consumismo?' HIT está más por revisarnos emocionalmente que por a quién vota». Grao , aunque peleón, opta por no identificarse demasiado porque el abanderamiento puede ser contraproducente. «Si te identificaste con un partido, un color, un idioma, una raza, una sexualidad… ya has pringado. Joaquín me decía: 'Pues te vas a cagar cuando en el capítulo siete hablemos de nacionalismo y xenofobia, las perlitas que tú has soltado. Si me dices que eso no es formar parte y pringarse…'».

Grao ya tiene calado a su personaje. Sabe cómo moverse. « HIT tiene que seducir a sus alumnos. Si le retan, tiene que doblarlo porque, si no, es un profesor al uso y ya cae en cierto paternalismo. Siempre me ponía en la mirada del chaval de dieciséis, que me puede mandar a la mierda así [chasquea los dedos], así que me paso tres pueblos más que él». Al intérprete, también padre de un casi adolescente , ya le interesaban algunos asuntos que aborda la producción de Grupo Ganga como el crecimiento personal, dudar de todo y examinar el árbol genealógico –psicológico– de cada uno. «Es el personaje más mío, quitando el teatro, que es otro mundo. Es el que más siento que llevo yo las riendas».

En esta segunda temporada, el espectador se apiadará más del sufrido protagonista. «Está más 'débil' y eso hace que sea más empático. No aparece tanto la soberbia del principio. Te haces amigo de él porque lo ves sufrir». Le acompaña en esta secuela la actriz Marta Larralde (Vigo, 1981) como su casera, una madre soltera que conduce el autobús que recoge a los estudiantes de cada pedanía. Nunca habían trabajado juntos, aunque estuvieron a punto de hacerlo en la película 'El penalti más largo del mundo' (2005). Ella sí la rodó. «Era de portero. Daniel es un actor maravilloso con muchísimas aptitudes, pero el fútbol no es lo suyo. No se tiraba y el director le dijo que le encantaba como actor, pero...», recuerda Larralde .

Grao también aprendió con 'HIT' a no ningunear a los «chavalillos» durante el rodaje. «En grupo parece que dicen pavadas y se están riendo de cualquier cosa, pero luego los pillas uno por uno y tienes una conversación. Tanto los nueve actores de la temporada pasada como los nueve de esta tienen la cabeza muy bien amueblada; algunos son más inocentes. Cada uno ha vivido lo suyo, pero son gente con una inteligencia emocional que ya hubiera querido yo con su edad». Se percató de que algunos compañeros no le hablaban a él del mismo modo que a los jóvenes intérpretes. «Si les tratas como rebaño, pues como rebaño se van a comportar», se queja Grao .

Él, con 15-16 años, tuvo su propio HIT , Jesús Alonso, un profesor de literatura que llevaba un grupo de teatro en el instituto de Caldas de Montbui. «Él era gamberrete, malhablado… Algunos le detestaban por chulo y a otros nos fascinaba que fuese a su aire». Fue el primer contacto de Grao con la que acabaría siendo su profesión. Su amistad perdura. «Ya está jubilado y viene a verme al teatro siempre que puede». Fue en aquella época cuando el actor, por problemas familiares, dejó 2º de BUP (lo equivalente a 4º de la ESO). Tuvo un año para pensárselo. «'¿Y si voy a una escuela de arte dramático?'».