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Control de carreteras

Ramón Campoamor: «La gente hace barbaridades mientras conduce. En la carretera, somos auténticas bombas»

DMAX estrena este domingo (21.30) «Control de carreteras», su nueva serie-documental en la que varios reporteros se infiltrarán entre los agentes de la Guardia Civil que controlan el asfalto español

Agentes de Guardia Civil, durante una intervención en «Control de carreteras» DMAX

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Este domingo, DMAX estrena a las 21.30 los cuatro primeros episodios de «Control de carreteras», su nueva serie-documental que la cadena lanza tras el éxito de «Control de fronteras: España», su anterior proyecto. A través de sus veinte episodios –cada uno, de unos 25 minutos de duración–, esta nueva producción infiltrará a sus reporteros entre los agentes de la Guardia Civil que controlan las carreteras españolas con una gran premisa en mente: el de mostrar lo imprudentes que son los conductores sobre el asfalto nacional.

«Todos los días en el telediario salen imágenes de gente haciendo barbaridades y cosas raras mientras conducen. Pensamos que era algo muy bueno contarlo, porque al fin y al cabo nos vamos a ver todos un poco reflejados. Todos somos posibles “clientes” de la Guardia Civil» , desgrana Ramón Campoamor, director del formato . «Muchas veces, conducimos mientras hablamos por teléfono, vamos más rápido de lo que debemos, bajo los efectos del alcohol... el programa va a tener interés por eso, porque nos vamos a ver reflejados en casos que van a aparecer», agrega el creador del formato, que tiene claro el objetivo fundamental de «Control de carreteras». «Estoy convencido de que va a ser una grandísima herramienta de concienciación vial, porque cuando ves que la gente comete tantas imprudencias y que luego les pillan... pues te hace ser más precavido».

Con un estilo similar al de «Callejeros» –el exitoso y extinto espacio de Cuatro–, el nuevo formato de DMAX para sus domingos pondrá su foco en la realidad de las guardias civiles en la carretera, con todo lo relativo a los controles rutinarios, de alcoholemia o a la asistencia sobre el asfalto que proporcionan a cualquier conductor nacional. En especial, después de un accidente. «Todos hemos recibido multas por ir más rápido o pisar una línea continua, pero al final te das cuenta de que los controles de la Guardia Civil son necesarios. Sin ellos, sería un peligro enorme circular», defiende Campoamor.

Experiencias sorprendentes

Los tres equipos de «Control de Carreteras» (compuesto cada uno por dos reporteros) siguieron durante tres meses a los agentes de la Benemérita a través de tres regiones de España : Comunidad de Madrid, Galicia y Andalucía –en esta última autonomía, poniendo especialmente el foco en Málaga–. Un tiempo en el que se han «sorprendido» en multitud de ocasiones. «Ha habido conductores a los que hemos pillado con 1,5 miligramos de alcohol expirado en sangre, cuando la tasa máxima permitida es de 0,25 . A otro, le cazamos con 1,20 mientras llevaba una moto», afirma el creador del espacio, que reflexiona sobre las amenazas, de todo tipo, que estas irresponsabilidades pueden tener sobre los conductores. «Hasta que no lo ves en directo, no piensas que si das una tasa de 0,6 o más, la Guardia Civil te entrega un “papelito” con 1.000 euros de multa y la hora y el día con el que vas a ir a juicio. Vamos, que vuelves a tu casa con una citación de la justicia y puedes ir a la cárcel», desgrana Campoamor, que va mucho más allá. «Y lo peor no es eso, sino que te conviertes en un peligro para los demás. En la carretera, somos auténticas bombas».

Durante la grabación del formato, no han sido pocas las ocasiones en las que Campoamor y su equipo se han quedado pasmados. «Una vez, llegó una joven extranjera que se presentó voluntariamente a hacer un control de alcoholemia mientras estaba ebria , porque decía que quería vivir una experiencia auténticamente española. Otro día, un guardia le quitó todos los puntos del carnet a un chaval de golpe... y porque no pudo quitarle más. Y en otra ocasión, vimos un accidente que tuvieron dos personas en un coche. Cuando llegamos al lugar, vimos que una de ellas había desaparecido... y al rato, reapareció con su perro. ¡Había dejado sola a su hermana, que acababa de sufrir el incidente, sin haberla avisado!», relata Campoamor.

A ese respecto, el creador tiene claro lo «arriesgada» en lo que se convierte la vida cuando uno se sube a un vehículo. «La carretera es muy peligrosa. Te das cuenta cuando ves a los guardias las precauciones que toman para bajarse del coche. Y eso que muchos agentes mueren cada año atropellados sobre el asfalto, a pesar de que es imposible que sean más precavidos», asevera el creador, que deja un último mensaje. «Nos pasamos la vida en las carreteras. Lo vemos como algo muy normal, pero es un territorio muy hostil. Nadie se imagina el peligro a los que nos exponemos mientras circulamos».

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