Las claves de «El embarcadero», la heredera de «La casa de papel»
Movistar+ estrena los ocho capítulos de su nueva serie este viernes

Parte de una trama casi convencional, explotada hasta la saciedad en ficciones de todo tipo. Pero la mirada con la que contempla todo «El embarcadero» –serie de Movistar+ y Atresmedia Studios que estrena hoy sus ocho capítulos en la plataforma de pago– es diferente.
Los creadores de «La casa de papel», Álex Pina y Esther Martínez Lobato, cambian las pistolas por emociones, los atracos por amor y los espacios cerrados por la belleza salvaje de la Albufera valenciana. El resultado es un atípico triángulo amoroso protagonizado por Álvaro Morte, Irene Arcos y Verónica Sánchez. Solo que el que fuera El Profesor muere en el primer episodio.
Con su cadáver todavía caliente, las mujeres de su vida enfrentan el el duelo de maneras inusuales. La aparición de dos teléfonos móviles junto al cuerpo de su marido provoca la intriga de Sánchez, Alejandra en la ficción, que se sumirá en una investigación paranoica cuyos secretos destrozarían a cualquiera. Pero a ella le despiertan todavía más la curiosidad, empeñada en entender la hasta el momento desconocida doble vida de su marido, Óscar.
En «El embarcadero» hay desnudos, sexo y mucho morbo, en una especie de thriller dramático en el que la pulsión la marcan los sentimientos. «Las bombas aquí son las emociones», reconoce su creadora, Esther Martínez Lobato. « En “La casa de papel” te sacas un arma del bolsillo o un giro y ya tienes esa tensión constante; aquí solo tienes la sensibilidad y las emociones, estás mucho más desnudo y hacer una serie adictiva solo con las emociones es mucho más difícil», coincide Álex Pina, el otro creador de la serie de atracos. Entregarlo todo a las emociones es «poco habitual» en España, apunta Sonia Martínez. «Probablemente tendríamos que irnos al otro lado del charco para ver series de este tipo» , asume la directora de Ficción de Atresmedia.
En la innovadora serie, además de la bella fotografía de Migue Amoedo, el cadáver casi es lo de menos. La tensión la dicta el pulso emocional entre las dos mujeres protagonistas, dos «superheroínas» cuya feminidad va ligada «a su emoción y sus dolores». Su manera de afrontar la muerte del gran amor de su vida resquebraja cualquier prejuicio sobre la relación arquetípica entre viuda y amante.
Transgresora a nivel emocional, es también rompedora en cuanto a los desnudos masculinos y femeninos, que normaliza. «Cuando entiendes que las escenas de sexo están justificadas te atreves a hacerlo. Además, siempre han sido las mujeres las que se han desnudado, por qué no vamos a hacerlo los hombres también . Por supuesto, hagámoslo», admite Morte.
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