Carmen Maura: «Me llaman tanto para una simpática como para una antipática»

Tras «Alguien tiene que morir» , la miniserie de Manolo Caro para Netflix, Maura interpreta en «Deudas» a la mandamás de una academia de artes y baile, pero también de una familia que le da más disgustos que alegrías... empezando por su marido mexicano. Una de sus hijas es Carmen Ruiz («Madres»), con la que comparte charleta, cigarrillo y asiento entre toma y toma; también sentido del humor. «No habíamos trabajado juntas. Fue conocernos y enseguida nos entendimos muy bien. Ella ha sido un grandísimo apoyo; y los chicos, que me han hecho reír», comenta. Otro de sus hijos, el más apalominado, es Salva Reina («Allí abajo», «Malaka»). Ellos tienen más escenas de acción; ella está «mayor» para que la pongan a «saltar sitios».

Porque esta Chica Almodóvar –con mención a «Pedro» en el primer episodio– no quiere ser la estrella de esta función: «No soy protagonista y quiero que quede bien claro. Yo entiendo que lo usen [para la promoción], pero lo niego rotundamente. Somos muchos actores y hay gente que habla más que yo. A mí me gusta decir que soy protagonista cuando lo soy, pero aquí no». A ella la llamaron directamente para el papel. «Yo nunca he hecho casting porque cuando empecé no había tanta prueba. Hacerlo es una cosa muy difícil, más que hacer el personaje, y afortunadamente nunca me ha tocado. Te están juzgando y muchas veces no te da la réplica el actor, sino cualquiera que está leyéndolo», recordaba durante el rodaje. Las únicas pruebas a las que se presentó fue en su época universitaria cuando decidió ser actriz. «Y no me cogían nunca».

La actriz quería descansar tras «Deudas» y tampoco sabía cuándo le apetecería volver a rodar con mascarilla; sí ha estado actuando en Madrid durante los dos últimos meses con «La golondrina» , cuya última función es este domingo. «No es lo que me ofrezcan. Me he vuelto muy selectiva, sobre todo porque no tengo un ansia enorme de trabajar como una burra como hasta ahora». Le encanta estar en su casa con su perrita, a la que incluso se lleva al teatro. «Nunca he tenido esa angustia. De todas maneras, en estos cuarenta y tantos años nunca he estado en paro porque, al servir igual para un roto que para un descosido, me llaman tanto para una simpática como para una antipática».

Pensó, tras el confinamiento, que la gente iría «tristona» a la grabación de «Deudas». Se equivocó. «Estaba preocupada, como todo Dios, por el follón de todo esto. Lo primero que me di cuenta es lo mucho que me gusta el equipo. Los primeros días era de llorar, de pena», contó. Su público en cine y televisión son sus propios compañeros en rodaje: «Son a quienes tú miras, si les está gustando o no… Aquí desaparecen las caras y es dificilísimo acordarse. A veces digo: "Enséñame la cara para saber quién eres"», relata. Su mayor preocupación era coger el coronavirus: «Con esto he estado realmente encerrada; es angustioso pensar que puedo fastidiar a un equipo tan grande».

Maura, que reconoce ser «bastante solitaria», llevó «superbien» el confinamiento: «No puse un pie en la calle». Aprovechó para ver series de televisión: «La valla» («entera antes de que saliera»), con Ángela Molina , a la que conoce muy bien; «This is us» («es muy bonita») y «Ratched» , que la dejó pegada al sofá. «También estoy viendo "Madres" porque sale Carmen [Ruiz]», comenta.