Aquellos bárbaros ochenta: el culebrón de Bárbara Rey y Ángel Cristo se convierte en serie de televisión

Es junio. Mediodía. La ola de calor ha cedido, pero arreciará. Como el coronavirus que, una semana después, paralizará el rodaje tras dar positivo su estrella, Belén Cuesta (Sevilla, 1984), o sea, la actriz Bárbara Rey (Totana, 1950). No hay aire acondicionado en esta nave industrial, en un polígono de Boadilla del Monte (Madrid), donde han montado un circo, un cristo, es decir, el Circo Ruso de Ángel Cristo. El humo tiene que atravesar la pantalla. Son los años ochenta delante y detrás de las cámaras: que si una camiseta de la película 'Regreso al futuro', que si otra del disco 'New Jersey' de Bon Jovi… Jaime Lorente (Murcia, 1991) interpreta al domador, al empresario, ¡a Ángel Cristo (Huelva, 1943)! Ellos, Belén y Jaime, Bárbara y Ángel, son los dueños y señores del espectáculo. «Hay escenas violentas. Hay amor. Hay sexo. Sexo violento», avanza Lorente, café en mano, durante un descanso. Una niña de figuración le pide una foto.

–Perdona, es que estoy haciendo una entrevista, cariño.

Cuesta, entre el alboroto de los extras, pide que desde ese día su bocadillo lleve pollo y aguacate.

–Y otro pan, por favor.

Entre toma y toma, Jaime Lorente (con chaqueta torera, a pecho descubierto, y unos pantalones de equitación) baila y taconea. Parece que cojea. «¡Acción!». Asoma una peluca rubia. Es la gran noche de Bárbara Rey: la reina del destape que pidió el voto para Suárez, el mito erótico que compartió algo más que cartel con Rocío Dúrcal ( un taquillazo de escándalo ) y se desnudó para Ozores, para Berlanga, ¡para España!, es ahora domadora de elefantes y vive en una caravana. Belén Cuesta (con un bodi de lentejuela y pluma, sobre tacón) mueve el látigo y da un grito seco. El público, tras un breve silencio, rompe a aplaudir. No hay ningún animal en el escenario, pero el espectador verá, gracias a los efectos visuales, uno rendido a sus pies.

A la actriz, ganadora de un Goya en 2020 por 'La trinchera infinita' , le era ajena la agitada trama de 'Cristo y Rey' , reproducida y retorcida durante décadas en revistas y platós: un matrimonio de ocho años y dos niños, Ángel y Sofía, en el que hubo maltrato desde la luna de miel, alcohol, droga, infidelidad, ludopatía, algún zarpazo de león (el domador como el torero que siempre vuelve al ruedo) y un divorcio. Al 'casting', con Jaime Lorente como primera y única opción, no fue muy convencida, pero sí preparada, caracterizada. Echó mano del actor Manuel Morón, con quien prepara los papeles que más le asustan, y de su maquillador Iván. «Cuando Belén se puso una peluca… Hicimos un ensayo grabado y yo casi me desmayo», recuerda el creador y productor ejecutivo de la serie, Daniel Écija (Wittenoom, Australia, 1963).

«Fue una mujer que, cuando conoce a una persona, lo deja absolutamente todo, su carrera, su éxito, y se va a vivir con ese señor a un circo», resume la actriz, interesada en la cotidianidad del personaje, o sea, en la persona, María García García. 'Marita' para sus padres. Para los demás fue Maja de Murcia, Miss Madrid, María Graciela, 'Barbara King'. Una vez consiguió el papel, Belén Cuesta quedó en Marbella con su 'alter ego' para tomar un café. «Hay algo de hacerle justicia», admite. No fue su único encuentro, pues la exvedete acudió al rodaje, precisamente el día que grabaron su boda con Ángel Cristo a primeros de 1980 en un circo instalado en la plaza de toros de Valencia.

Belén Cuesta no quiere –ni puede– calcar a Bárbara Rey. Ambas tienen una voz muy suya. Podía caer en la parodia. «Ella tenía una forma muy característica de hablar y de dar entrevistas –que sí he intentado mirar–, de caminar», recuerda. Lo que tampoco quería era que la ficción suavizara la época: «Esa relación, que es muy complicada de entender ahora, hay que contarla realmente como fue por muy cruda y dura que fuera». Cristo murió en 2010 por un infarto. Tenía 66 años. «Ha sido el hombre que más me ha amado y también el que más daño me ha hecho», dijo su exmujer, que siempre le acompañó en cada hospitalización. El domador, que reconoció su adicción a la cocaína, fue acusado de maltratar a sus animales y de mandar a su hija a comprarle la droga. A Jaime Lorente le preocupaba el tono de la serie: «Es un caramelo para el mundo rosa y tampoco me gusta verme metido en estos lares». Le gustaba el retrato del mundo del circo, endogámico, con sus propias normas. Él tampoco imita a Ángel Cristo, o sea, a Ángel Papadópulos Dordid. Su madre, una contorsionista malagueña; su padre, un trapecista griego. «Me he tomado mucha libertad. ¡Igual demasiada!», admite. Lorente tiene la misma labia, pero mejor percha. Así habló el domador de su esposa en un especial televisivo sobre el circo: «Es belleza. Es arte. Es personalidad. Es Bárbara Rey».

Daniel Écija vivió esa época de éxtasis, de excesos, y vio de cerca a los implicados. Trabajaba entonces en Prado del Rey, Televisión Española. La serie, ideada por el ayudante de dirección César Mendizábal ( 'Deudas' ), habla del triunfo repentino y de su mala digestión, de cómo conciliar éxito, amor y matrimonio. Ángel Cristo no estaba preparado para el aplauso. Ni para el dinero. «El éxito es un compañero jodido», resume el productor. A él le interesa la mala infancia de ambos personajes, cuya autoestima –cuando se conocieron en una sala de fiestas, donde ella actuaba, y al muy poco tiempo se casaron– estaba ya erosionada. Acabaron protagonizando una campaña de Hacienda. «Ángel Cristo, mi hijo y yo somos una familia feliz. Y hemos hecho la declaración del impuesto sobre la renta. Siempre decimos la verdad», decía ella . Tururú. El matrimonio intentó vender su 'separación' a una revista por 18 millones de pesetas. Después vendría la 'exclusiva' de la reconciliación.

Y como en toda ficción de época, 'Cristo y Rey' tiende puentes con el presente. Los conflictos –defiende Écija– son muy contemporáneos: «La violencia de género es algo no superado y estamos tratando de maquillar. ¿Otro? El machismo. Está metido en nuestra sociedad». Y Bárbara Rey lo vivió en sus propias carnes. España no estaba preparada para tanta libertad de golpe. «No fue tan liberador como parece. Como eran actrices del destape, qué derechos tenían los demás para tocarlas cuando quisieran», comenta Belén Cuesta. «Quería ser una mujer de espectáculo en una sociedad que no admitía ni entendía que una mujer pudiera ser libre e independiente. Bárbara, en la Historia, es una de las primeras mujeres que quiso y vivió como una mujer libre e independiente. Es una mujer que se adelantó a su tiempo», añade Écija.

Por 'Cristo y Rey' se pasearán más famosos. Cristóbal Suárez interpreta a Juan Carlos I; Jesús Castro al torero Paquirri; Adriana Torrebejano a la periodista Chelo García-Cortés, que vivió en el circo unos meses. También saldrán los actores Alain Delon y Carmen Maura; una versión ficcionada, claro. Écija se cura en salud: «Hemos tenido mucho cuidado. Yo espero no acabar entre rejas». Confiemos en que, si la ficción da un salto temporal, se reproduzca una frase que ni el mejor dialoguista de Hollywood pudiera alumbrar. Es imposible reproducir sobre el papel las pausas dramáticas . Sucedió en el 'Deluxe'. 2011. «Y es verdad, el polígrafo no miente. Tú y yo, Chelo, y te quiero y siento mucho que no me hayan gustado las mujeres porque habría sido más feliz, hemos tenido una noche… de amor».

–¡Un aplauso para Bárrrrrrrrrrbara Rey!

Daniel Écija confirma que, además de 'Cristo y Rey' (cuyo rodaje acabó a principios de agosto), están preparando para Antena 3 una serie documental con Bárbara Rey. Él avisa: «Es un paquetón».