'Dos años y un día', la nueva serie de los creadores de 'El fin de la comedia', es una vuelta por el género carcelario

Y aquí se introduce el otro género, la meta-comedia ( '¿Qué fue de Jorge Sanz?' , 'Mira lo que has hecho' ), pues este 'cuñado' al que toda España conoce por su concurso de televisión, 'Verdadero o falso', es interpretado por Arturo Valls, otro 'gañán' nacional. El público pensará inevitablemente en 'Ahora caigo' (Antena 3). Aquí, sin embargo, se llama Carlos Ferrer y tiene una novia pija pero no tan tonta como parece a la que interpreta una Amaia Salamanca más graciosa de lo que parece.

La escena en la que la aburrida pareja se despide, frente a la puerta de la cárcel, es un buen indicativo del espíritu de 'Dos años y un día' : ella le regala las memorias de Isabel Pantoja como presa (en este universo alternativo, sí consiguió escribirlas) y ambos acuerdan abrir la relación a terceros. Él, insomne perdido, acabará pidiendo un vis a vis con ella, pues es escucharla y quedarse roque.

La serie, creada entre otros por Miguel Esteban y Raúl Navarro ('El fin de la comedia', 'El vecino' ) está repleta de referencias pop, de 'Los hombres de Paco' o los 'true crime' , como ya ocurría en 'La reina del pueblo', firmada por Navarro y estrenada hace un año en Atresplayer Premium. Allí también salía mal un pregón en un pueblo.

Aquí, el presentador sustituto del protagonista es Juanra Bonet, al que detesta la directora de la cárcel, una 'mosquita muerta' a la que interpreta Adriana Torrebejano y que está empecinada en sacar adelante una obra de teatro, el 'Otelo' de Shakespeare. Su preparación, con el sufrido protagonista como director de la función, parece ser el hilo conductor de los seis episodios de la primera temporada, que podría acabar con una planeada fuga (otro clásico del género).

El humor de 'Dos años y un día' es absurdo y surrealista, como los trabajos previos de sus guionistas, pero también hay cierta voluntad de dar la vuelta a los clichés del género carcelario (incluso en lo racial y lo religioso) y de dar un corazoncito a todos sus presos, incluso al más peligroso, un ruso con acento sevillano y devoto (Michael John Treanor, la revelación de otra comedia de Antena 3, 'Deudas' ) que se la tiene jurada al presentador. Lo mejor es Javier Botet como compañero de celda cuya misión es que el protagonista no se suicide a la primera de cambio. El segundo episodio es mejor que el primero.