'Memento Mori': cal y arena entre los versos, las canciones y los trocitos de carne

Las interpretaciones son teatrales, pasadas de vueltas, forzadas, afectadas en exceso en la declamación y la entonación

César Pérez Gellida: «Nos interesa comprender el mal»

Había una gran expectación por poder disfrutar de 'Memento Mori'. Tanta que sus primeros dos episodios se estrenaron en exclusiva en la reciente 68ª edición de la Seminci de Valladolid. No podía ser en ningún otro sitio que no fuera en la ciudad que ... sirve como monumental escenario para esta historia que mezcla asesinatos, música y muchas sorpresas.

Prime Video había decidido apostar fuerte por el thriller español, un género tradicionalmente olvidado por nuestra industria en favor de la comedia facilona. La aparición de un cadáver mutilado abre una clásica historia de policías buscando contrarreloj a un asesino en serie. La novedad en 'Memento Mori' es que el asesino tiene tanto peso en la narración y la acción como sus perseguidores. Se nos permite conocer al personaje interpretado por Yon González y zambullirnos en su día a día, sus pensamientos, sus impulsos incontrolables y su lucha interna. El guión no lo esconde hasta el último minuto como suele suceder en este género. A partir de ahí comenzará una partida de ajedrez, un juego entre el gato y el ratón por ver quién triunfa.

Todo lo que habíamos podido ver en los meses previos a su estreno nos hacía sentir esperanzados. Desde la excepcional localización en Valladolid, una ciudad infrautilizada por el sector audiovisual español, hasta el reparto con una mezcla de nombres de peso como Juan Echanove y jóvenes ya asentados como Yon González y Francisco Ortiz. Sin olvidarnos de una banda sonora no sólo cuidada sino seleccionada con mimo y con gran peso en la trama.

El nivel de producción es sencillamente excepcional y rivaliza sin problema con la de series y películas internacionales. La fotografía está trabajada, las localizaciones sabiamente elegidas, el juego de cámaras cuidado y el aspecto de 'Memento Mori' está definitivamente muy por encima de otras producciones españolas.

El gran problema de 'Memento Mori' es que el nivel interpretativo, con la excepción de Yon González en la piel del asesino, es paupérrimo. Digno de una producción de instituto en la que todos los actores exageran. A estas alturas creo que ya se puede hablar de un mal endémico del sector audiovisual español que parece no entender que menos es más. Las interpretaciones son teatrales, pasadas de vueltas, forzadas, afectadas en exceso en la declamación y la entonación. Uno en todo momento ve actores actuando. Imposible empatizar con ellos. Ningún ser humano habla como lo hacen los personajes de 'Memento Mori'. Resulta irónico que el personaje más excesivo y afectado de la serie, Augusto, sea el más comedido y el que mejor funciona. A estas alturas no está claro si el problema es del talento o de la dirección. El tiempo lo dirá.

Sin embargo, con todo y con eso, es entretenida, visualmente espectacular y cuenta con una trama sólida siempre que uno sea capaz de bloquear la constante sobreactuación. 'Memento Mori' es la definición de 'una de cal y una de arena': un envoltorio deslumbrante al que su contenido no le hace justicia ni a la serie ni a la novela de Pérez Gellida. Sí pero no. No pero sí.

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