La ventana indiscreta
Pactar con el diablo o matar a Herminia
«Somos la peor versión de nosotros mismos cuando cambiamos para agradar al resto»
Madrid
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Iniciar sesiónCanta Loquillo, rockero con mucho pelo en el tupé y ninguno en la lengua, que ha perdido a muchos amigos que «pactaron con terribles mujeres que alimentan sus miedos y los cubren de hijos». Y eso es lo que le ha pasado a muchas series, ... devoradas por terribles concesiones a sus seguidores; engullidas por esa obsesión de rellenar un catálogo infinito con precuelas y secuelas empeñadas en desarrollar cualquier detalle sin interés bajo la marca de éxito.
Hace mucho tiempo (en una galaxia nada lejana) que lo peor que tienen las series son sus legiones de fans. Le pasa a las de Star Wars, obsesionadas con consentir cada capricho de su audiencia llevando al centro del plano a personajes con escaso recorrido narrativo más allá de la devoción platónica. Si lo de Boba Fett fue una broma de mal gusto para seguir hablando del mandaloriano y su entrañable peluche marciano, esperen a ver 'Ahsoka', con Rosario Dawson haciendo un esfuerzo por guardar el equilibrio con el mamotreto que le han plantado en la cabeza. De lo de Hayden Christensen ya hablamos en otro momento: nunca un muerto ha dado para tanto.
No estuvo tampoco a la altura 'Juego de tronos', perdido el rumbo sin la brújula de George R.R. Martin y que, por complacer, pasó de matar a sus protagonistas a apiadarse de villanos. A petición popular se ampliaron ciertas tramas, obligando a tomar atajos en un final improvisado en el que los protagonistas, esos a los que tantas molestias se tomaron para desarrollar en varias temporadas, les bastó un capítulo para traicionarse a sí mismos con soluciones baratas. Como la de 'Los anillos de poder', que de entre todas las posibilidades optó por recuperar a personajes conocidos, aunque para ello tuvieran que cargarse la sagrada cronología de Tolkien.
En eso 'Cuéntame', que acaba de empezar su última temporada, ha sido ejemplar: no le ha temblado el pulso para matar a la abuela de España, a Herminia, el mejor personaje de la ficción y la voz no de la serie sino de la conciencia.
Falta personalidad y sobre todo complejos. En las series, claro, y en la vida. Que se lo digan a Pedro Sánchez, que por agradar a sus forofos independentistas va a aprobar una amnistía donde antes decía que nunca jamás. Conclusión: no hay nada peor en la vida que ser lo que otros quieren que seas, porque somos la peor versión de nosotros mismos cuando cambiamos para agradar al resto. Ya sea pactando con el diablo, con lobos con piel de cordero o con los fans.
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