Episodio 105
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Mientras Antonio y muchos compañeros de celebran en la calle el triunfo del Frente Popular, Andrea regresa a casa con su amiga Consuelo. Allí le está esperando su padre, con quien Andrea se enfrenta continuamente porque no le permite estudiar en la Universidad.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Teresa se siente dividida entre su lealtad a Alfonso y su compasión por Ana. Además, Adela se despide de Cristina entregándole una novela inédita.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
En la prensa aparece un artículo demoledor sobre la obra "El diablo bajo la cama". Por su parte, Alfonso va visitar a Ana en un intento de arreglar las cosas.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Alfonso se arrepiente de haber violado a Ana pero ya no hay marcha atrás. Además, en la pizarra del Asturiano aparece un letrero contra el Alcalde.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.
Es primavera de 1936 y Andrea Robles, una niña bien madrileña, acaba de cumplir 18 años. Su mayor ilusión es seguir estudios universitarios. Su padre, Don Fabián, un próspero empresario de ideas decimonónicas, se niega en rotundo.