Sueños colgados de un alfiler

Pero Nolan no es tan simple, es más profundo, y más artesano. También más barroco y oscuro, como su anterior caballero («Soy Batman»), y ya no digamos «Memento»... «Origen» trata de expertos en adentrarse en los sueños primarios de los demás para conseguir información, sólo que ahora pretenden ir más allá, meter información para sacar datos más ocultos. Y ya se empieza a liar el asunto.

No es una película fácil, ni simple, ni es recomendable para todos los públicos, pero es una buena película: arriesgada, original, atrevida y muy osada, entrando en terrenos pantanosos porque a medida que se adentra en las mentes y en los diversos niveles de sueño, en el subconsciente, en los vericuetos de la mente, todo se va mezclando y complicando: escenas yuxtapuestas, recuerdos implicados, realidad sobre ficción, ficción sobre ficción, realidad sobre realidad... Un trabajo complejo al que hay que acudir con los cinco sentidos pendientes para no perder ni una toma de las dos horas y pico de proyección. No es perfecta, ni mucho menos. Nolan, sabiendo de la complejidad de mostrar sueños y realidades, intenta explicar una y otra vez, hasta el aburrimiento, la sintaxis de la trama, y cuanto más la explica más enreda el ovillo y más enreda al espectador.

Así que al final todo queda en el poder de la mente. Un ejercicio espiritual del más alto nivel en el que Nolan intenta aligerar los quilates del proyecto con escenas prodigiosas, ciudades dobladas, personajes flotando y, sobre todo, una actuación excelente, otra más, de sus actores pero sobre todo del excelente Di Caprio, uno que iba para guapo y se ha quedado en actor, y de los buenos.

Vayan, pero prepárense: les van a examinar, y lo más probable es que les suspendan...