Sean Penn, para hacer tiempo hasta que llegue Indiana Jones

Las dos películas en competir por la Palma no pararon el tiempo, aunque la china un poco sí, pues tenía la modernidad de durar algo más de tres horas y media, que viene siendo una medida ya tan habitual y aceptada como aquellos canónicos 90 minutos del cine clásico. Hay que decir que 'Shanghai Youth' es casi un cortometraje, o mediometraje, como el de Almodóvar, si se tienen en cuenta las costumbres de su director, un prestigiosísimo documentalista de la realidad china que algunos de sus alabados títulos, como 'Al oeste de los raíles' o 'Crude Oil', duran diez y catorce horas respectivamente. O sea, que también hay que agradecerle a Wang Bing que trajera al festival algo corto. Una descripción exhaustiva y humana de los jóvenes que trabajan en la confección a cascoporro de prendas de vestir, sus vidas y sus cosas… Apasionante no es, pero entretenida, tampoco.

'Black Flies' sí trajo al festival varias cosas que conviene comentar, y casi todas referidas a Sean Penn, coprotagonista y coproductor. Hace un papel de veterano enfermero de urgencias a bordo de una ambulancia, y está bien, en su línea de exceso dramático y ese aire de tipo chungo que lo acompaña, seguramente, desde el parvulario, pero es que, además, ahora se le ha puesto una jeta que está entre paraje requemado del Serengueti y pieza de carne de res pasada de parrilla.

La historia de 'Black Flies' tiene tramos muy truculentos, pues ese ir y venir de urgencias, y por las zonas más conflictivas de Nueva York, da para mucho material escabroso; el protagonista, en realidad, es Tye Sheridan, un enfermero novato pero con unas alas de ángel en su 'chupa' de civil (una de esas metáforas que rizan el pelo). Hay algún apunte moral en el argumento sobre los límites de la ayuda a los demás, también hay un retrato de un Nueva York que no viene en los catálogos para turistas y la presencia de Mike Tyson, el legendario boxeador, en un papel de 'jefe enfadao' pero sin pegar a nadie.