Tras el apagón, la luz de Richard Gere, el Dalai Lama y el cine español

En los días previos a la incidencia se pudieron ver varias películas españolas de última hornada y que tendrán su estreno próximamente, como 'La furgo', de Eloy Calvo; 'Cuatro paredes', de Ibon Cormenzana; 'La buena letra', de Celia Rico; 'También esto pasará' de María Ripoll, o 'La buena suerte', de Gracia Querejeta, y todas ellas compuestas de un potente material dramático con mucha infelicidad dentro.

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'La furgo' contiene un gran personaje, un pobre hombre perdedor que malvive tras la ruptura de su matrimonio en una furgoneta que comparte con su hija (en secreto, para no perder la custodia compartida). Tiene varios talentos, mucha imaginación y es un gran dibujante, pero ningún trabajo estable. Lo hermoso de la película es la relación que mantiene con su hija, llena de amor mutuo y de conflictos económicos y escolares, y el respeto que se esfuerza en conservar por su ex mujer y la nueva familia que proyecta con otro hombre y con su hija…

El protagonista es Pol López, actor que sabe pedirle a la cámara simpatía, y también lo es el dibujo y la animación (está basada en el comic de Martin Tognola y Ramón Pardina con el mismo título), y contiene, dentro del amargor de su historia, un gran sentido del humor graicas a sus excelentes secundarios.

'También esto pasará' es la adaptación de María Ripoll de la novela autobiográfica de Milena Busquets, a la que encarna en la pantalla la jovial Marina Salas. Ripoll entra en la intimidad confesada por la escritora, sus traumas con la vida y muerte de su madre, con sus dificultades para resolver su vida personal y sus obsesiones sentimentales y sexuales, y ofrecer al tiempo un retrato sociológico del lugar y la época. Hay algo de catarsis en la novela de Busquets y queda recogida, solo en parte, en la película de Ripoll, que es al tiempo luminosa y oscurilla, aunque no recoge en su totalidad la caída en tromba, la confesión a pecho abierto, de la escritora. Martina Salas, que es un dulce también para la cámara, entra probablemente con excesiva simpatía en un personaje por completo agridulce.

'Cuatro paredes', la película de Ibon Cormenzana, es una historia muy triste, aunque perfectamente iluminada por sus dos personajes, una madre terriblemente infeliz, presa de una comprensible depresión, que interpreta Manuela Vellés, y su pequeña hija, esa joven actriz sin límites que es Sofía Otero ('20.000 especies de abejas'), que anega la pantalla de emociones y que convierte cualquier escena, cualquier momento, en excepcional. Y hay un par de ellos en los que, a cámara hipnotizada, le habla de tú a tú a unos sentimientos que el espectador se descubre en su interior y que tiene que contener casi con las manos para que no sangren.

'La buena suerte', lo último de Gracia Querejeta, en la que mezcla el drama personal, paternal, con una especie de intriga que se va deshojando hasta que deja ver una historia fríamente romántica. El personaje central, que interpreta Hugo Silva, un actor al que también le han soltado un sobre de levadura en su carrera cinematográfica, que es aquí un hombre que huye y se para en un pueblo para romper con su pasado. Hay un duro retrato paterno filial y un progresivo runrún amoroso gracias al personaje que interpreta Megan Montaner. Gracia Querejeta conserva su buen pulso para la descripción de tipos y ambientes singulares, y en ese terreno sobresale Miguel Rellán, que compone 'un alguien' tan lúcido y tan escamado de la vida que engrandece la historia, uno de esos personajes que deberían incluir todas o casi todas las películas.

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'La buena letra' es de Celia Rico, esa directora tan especial que hizo 'Viaje al cuarto de una madre', y narra unas cuantas vidas perdedoras en un pequeño pueblo valenciano durante la posguerra.La película la absorbe con dramática mirada Loreto Mauleón, una mujer pendiente y dependiente, que lleva el timón de una familia herida, junto a su marido (Roger Casamajor) y su cuñado (Enric Auquer). Es interesante lo que cuenta y lo que encierra, y se estrena ya este fin de semana, con lo que se dejan aquí unos puntos suspensivos…