Tracie Laymon, directora de 'Un like de Bob Trevino': «Hombres mayores han venido a mí llorando, como si esta película fuese exactamente lo que necesitaban»

Esta es la primera vez que dirige un largometraje. ¿Cómo ha sido adaptar este formato a la historia que quería contar?

Llevo unos quince años escribiendo guiones. He trabajado en las películas de otra gente, y también en proyectos propios más breves, como cortometrajes o vídeos musicales. Dirigí un par de episodios piloto para televisión y seguí intentando pasarme al largometraje, pero aquello nunca terminó de despegar. Así que esta vez ha sido un proceso interesante, pero estaba preparada: era una historia tan personal que ni siquiera había espacio para la duda, necesitaba contarla. Me alegra mucho haber tenido todo ese rodaje previo, porque cuando hubo algo que quise decir, tenía el entrenamiento, el lenguaje y la estructura para ello.

La película se basa en su experiencia personal. ¿Tuvo que pensárselo dos veces antes de lanzarse a exponerse tanto?

Creo que estaba tan motivada y concentrada en darle las gracias a este amigo y que me arrepentía tanto por no haberlo hecho antes, que todo en lo que podía pensar era en lidiar con eso. No pensé en cómo se sentiría cuando mi historia estuviese en todas partes, con todos esos monólogos vulnerables y todo el trauma con el que bromeo. Cuando acabamos de grabar sí que me pregunté a mí misma si estaba lista para que tantos desconocidos supiesen todo aquello sobre mí y mis emociones, hubo cierta curva de aprendizaje. En las proyecciones de prueba vi respuestas preciosas y eso me ayudó con mi miedo. Pensé: «Bueno, si les ayuda a sanar y me ayudó a sanar, ya está, porque quizás este es el tipo de historias que deberíamos estar contando».

¿Qué edad tenía cuando conoció al Bob Trevino 'real'?

Tenía veintitantos, fui una flor tardía, como Lily. Y me parecía a ella, que tiene 25 años pero actúa aún como una adolescente. Estaba muy confusa y no tenía herramientas: necesitaba tiempo para curarme y aprender.

No siempre es fácil encapsular los sentimientos y reflejarlos, y en esta película parece buscar un equilibrio entre el dolor y la alegría con una paleta muy compleja. ¿Qué emoción o situación le ha resultado más difícil mostrar en la pantalla?

Tengo la teoría de que la vida es absurda y la gente, irracional. Las personas somos preciosas y valiosas, sí, pero también irracionales: hacemos cosas extrañas para conseguir lo que queremos. Y eso está bien, es humano. Así que creo que darle forma a esos puntos de vista y mostrarlos en la película sin juzgarlos es hacer espacio para lo que otros atraviesan. Este desconocido de Internet no tenía ni idea de lo que pasaba en mi vida, pero fue amable conmigo. Tenemos mucho poder para cambiar cosas, hasta cuando la vida es dolorosa y hay tantos problemas existe un lado luminoso, y no quiero decirlo desde un positivismo tóxico. No todo es genial, pero ser consciente de la oscuridad y escoger la luz me parece la clave. Y esta dualidad funciona también con el humor, y con la alegría y el dolor. A veces cuando estamos sufriendo es porque hemos amado; en ocasiones cuando estamos muy muy felices es porque antes hubo momentos en los que no. Ser consciente de ambas cosas nos mantiene equilibrados.

Dice que inmediatamente supo que quería que Barbie Ferreira interpretase el rol de Lily Trevino por su capacidad para mostrar vulnerabilidad. ¿Cómo lo preparó con ella al ser a la vez directora y la inspiración del personaje?

Nos dimos cuenta de que nuestras historias no eran la misma, pero de que sí eran similares. Se parecía un poco a un diagrama de Venn, y allí donde nuestras vivencias se sobrelapaban, aparecía el personaje. La idea no era hacerla actuar justo como yo lo hacía, sino retratar el viaje y las emociones de forma fidedigna. Construimos un espacio seguro y de confianza para explorar eso juntas, lo que fue maravilloso, estuvimos muy a gusto. Lily es una parte del corazón de ambas.

¿Que vio en John Leguizamo como actor o como persona? ¿Le recordaba un poco a su propio 'padre escogido'?

¡Es como el padre que me habría gustado tener! (risas) He revisado su trabajo a lo largo de mi vida y tiene muchos monólogos y actuaciones en solitario llenas de matices, o en las que habla de trauma infantil. En la serie 'When they see us', de Ava Duvernay, él interpreta a un padre cargado de sentimientos encontrados. Viendo ese papel me dije que era mucho más que el tío divertido o el villano. Creo que es uno de nuestros actores americanos más grandes. Y cuando vi una entrevista larga en la que tocaban temas como familia, bullying y amabilidad en la que se emocionó mientras hablaba, lo grabé con mi teléfono para mandárselo a mi equipo para decirles que era eso lo que quería. Les dije: 'Este es Bob Trevino. Le necesito a él cueste lo que cueste'. No tenía ningún contacto con él ni sabía de nadie que le conociera, así que contraté a un director de casting e hice una especie de carta en vídeo, porque pensé que quizás eso llamase su atención y respondiese. Por suerte, lo hizo.

La película atraviesa muchos temas en torno a las conexiones humanas: ser una persona complaciente, los límites y también las amistades entre personas de edades diferentes. Ese vínculo tan bonito entre Lily y Bob podría ser fácilmente malinterpretado y también en la película vemos ciertas reservas iniciales hacia él. ¿Qué diría a los escépticos de esas amistades intergeneracionales?

He experimentado muchas de esas otras situaciones en las que pensaba que alguien quería ser mi amigo y luego intentaba ligar conmigo o algo, y en algunos casos esto hirió mis sentimientos porque me dejaba esa sensación de 'Espera, pensé que éramos amigos y que yo te importaba, no que te gustaba mi aspecto o lo que podrías conseguir de mí'. Y cuando este extraño de Internet fue simplemente simpático conmigo durante nueve años -porque la amistad real no fueron tres meses, si no nueve años-, cuando nunca dijo nada raro y se limitó a ser amable y a apoyarme, me di cuenta de que eso podía pasar y de que todo lo que necesitábamos era esa posibilidad. Una vez que existe, podemos hacerla realidad. Tenemos que dejar de pensar que es imposible, vivimos en un mundo en el que se puede ver al otro y ser respetuosos. Incluso heridos, podemos ayudar a otros a curar, no todo tiene que ser siempre un escenario en el que revivir nuestros traumas.

En una ocasión dijo que la gente herida hiere a otras personas, pero el mensaje de su película es esperanzador. ¿Las personas heridas también pueden ayudar a otras a sanar?

Sí. Creo que tanto Lily como Bob están 'rotos', pero ambos tienen buen corazón. Es interesante porque ambos son personas complacientes a las que, por primera vez, les ayuda apoyar a alguien más. Escogen a la persona correcta para dar pero también recibir algo a cambio, se crea una sinergia. Eso de la persona herida que hiere a otras lo vemos más claramente en la relación con el padre biológico, pero tampoco quise hacer de ello una caricatura. Quería que ese personaje dijese que es humano y complejo. Sí, puede que él no sea capaz de acompañarla en su viaje, pero tiene su propio camino, y he intentado mostrar eso. Hay una escena en la que él reflexiona después de que ella se marche y ahí creo que queda una puerta abierta para un pequeño paso, un tímido cambio. No sabemos qué pasará, pero podemos mantener cierta esperanza.

También las redes sociales pueden ser bastante controvertidas, y aquí las vemos desde una perspectiva más positiva. ¿Cree que Internet da menos miedo ahora que hace unos años?

Diría que Internet empezó de forma muy positiva. Las primeras veces que yo lo utilicé iba en silla de ruedas porque había tenido un accidente en el instituto: era una adolescente atrapada en casa, me sentía sola e Internet me dio una vía para socializar, así que fue bonito y me ayudó mucho. Luego, a medida que crecí, descubrí que también comenzaba a haber 'bullies', gente que abusaba de ello y muchas cosas raras. El 'Bob de Facebook' me mostró que todo podía ser como lo había conocido al principio: un espacio más amable, una red de apoyo para conectar. No digo que no haya cosas terribles en Internet, pero en todas esas publicaciones y gente que se escuda en el ordenador para decir de todo, a menudo nadie se plantea como le afecta a otros, y creo que hay que recordar que ese mismo poder que ofrece lo digital puede emplearse en hacer el bien. Soy literalmente la prueba viviente de que alguien que es amable en Internet puede cambiar una vida entera. Y hasta inspirar una película…

Hasta ahora, ¿qué comentario o reacción del público le ha inspirado más?

Ha habido dos cosas que me han producido un impacto enorme y precioso. La primera ha sido cuando mujeres han venido a decirme: «Nunca me he sentido tan vista en toda mi vida: ella se parece a mí, así soy yo, yo crecí en un ambiente como este». Esos testimonios de mujeres jóvenes y de mediana edad me afectaron mucho. Lo otro han sido hombres mayores que han venido a mí llorando, como si fuera exactamente lo que necesitaban. Esas dos cosas han sido tan, tan bonitas… Vi a dos hombres que no se conocían entre sí pasarse unos pañuelos. Al final, ese es el objetivo, crear un espacio para personas de distinto sexo y edad que puedan entenderse a pesar de sus diferencias y decirse 'he llorado, tú también, estamos igual'.

Ahora está escribiendo un nuevo guion basado en cómo reparó la relación con su padre biológico después de que él sufriera un derrame cerebral. ¿Podría hablarnos un poco más de ese o de otros proyectos?

¡Claro! El tono de ese filme será similar al de este, pero en este caso hubo una serie de cosas absurdas que él había hecho. En un momento dado le pedí que se encontrara conmigo en un punto intermedio, pero durante mucho tiempo no lo hizo. Perdimos contacto y luego supe que estaba en una residencia. Así que me planté en Texas y le dije que si era bueno conmigo, seguiría visitándole, que le quería. Le dije que podía que ahora estuviese atado a una cama, pero que desde ahí tenía poder para cambiar cosas. Reaccionó como no lo había hecho en toda su vida. Así que la película tiene algo de realismo mágico y mucho cariño padre-hija. Había tanta oscuridad en nuestra familia, tanto trauma generacional acumulado… y aun así, al final, pudimos encender una luz. Antes de morir, mi padre se dio cuenta de todo lo negativo que llevaba encima e hizo lo suficiente para terminar con ello. Creo que será una película muy poderosa. No será una secuela, pero necesitaba contar primero este 'capítulo' de Bob Trevino porque no habría logrado elaborar el siguiente sin prestarle atención a este periodo de límites, amor propio y aprendizaje. Quiero que la gente entienda que son necesarios esos límites y amor propio, pero eso no significa que no pueda existir también el perdón.