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ABC Cultural

Nanni Moretti: «A la izquierda italiana le hará bien estar en la oposición»

El cineasta, maestro de la comedia política, estrena su último filme, 'El sol del futuro'

Crítica de 'El sol del futuro', por Oti R. Marchante

Nanni Moretti, en Cannes en 2021 AFP

Fernando Muñoz

Para la cinefilia europea, Nanni Moretti no necesita presentación: lleva más de tres décadas lanzando títulos como 'Caro diario (Querido diario)' con su particular mirada a lo político desde el cinismo y la comedia. Para los más alejados del cine de autor, baste como presentación decir que algunos atrevidos lo definen como 'el Woody Allen italiano', aunque a Moretti las comparaciones con los maestros no le hacen demasiada gracia. Para unos y otros, hoy estrena su último filme, 'El sol del futuro', donde juega al musical y a la comedia para reírse del cine moderno, de Netflix, del dogmatismo del Partido Comunista italiano y de los artistas de izquierda durante la Primavera de Praga de 1968. Porque la película ficciona la crisis creativa de una vieja gloria del cine -interpretado por el mismo Moretti- que trata de rodar una película sobre la visita de un elenco de artistas soviéticos a Roma en plena sublevación mientras unos productores con alma de inteligencia artificial lo sacan de quicio.

«Digamos que a la izquierda italiana le hará bien estos años de oposición para encontrar un poco de identidad», aseguró Moretti durante su entrevista telemática con ABC.

Más allá de la política y de la inevitable pregunta por Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, el cineasta quiso centrarse en sus similitudes con el protagonista, que para algo lo ha escrito, encarnado y dirigido. «Quería que hubiera este contraste entre la pasión, el empeño y la tensión que él tiene con el hecho de que, tal vez, a nadie le interesa su filme sobre el comunismo italiano de los años 50 y 60». Para ello, y a ritmo de Franco Battiato, pone a veces a bailar a sus compañeros, otras a discutir sobre política y cine y, en los ratos que le quedan en el metraje, a pasear en patinete por Roma emulando su icónico viaje en vespa de 'Caro diario'. Así, vuelve a dejar escenas tan disfrutables como su llamada a Scorsese cuando una duda le asalta en mitad del set o una discusión sobre la banalización de la violencia en las películas modernas que termina con los actores tan agotados como el espectador. «Yo cuando tengo dudas no llamo a nadie: es bueno tener dudas, pero hay que seguir adelante», reflexionó el cineasta.

En otra secuencia -donde se hace evidente que es personal-, Moretti se enfrenta a tres productores de Netflix que le piden que su película cambie tres veces de género, tenga varios giros de guion y haga que en el minuto siete el espectador no apague la tele. Moretti se ríe: «Creo que las plataformas están bien para las series, pero es un poco absurdo que un filme salga en salas y después de una semana vaya a las plataformas», explicó el director, que no duda: «Hay películas de autor que si vas a verla al cine sales contento y si la ves en casa apagarías la tele a los cinco minutos. Mientras sigan salas abiertas, seguiré haciendo películas para ellas».

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