Documental Ternera - Évole
Josu Ternera en el redil de Jordi Évole: la historia de una entrevista de televisión elevada a documental
Netflix, que ha llevado la promoción de 'No me llame Ternera' casi de tapadillo, lo «incorporará a su catálogo» el 15 de diciembre
Ternera, ante Évole: «Los guardias civiles que murieron ya sabían cuál era su función»
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Iniciar sesiónApenas 36 kilómetros separan la localidad francesa de San Juan de Luz y San Sebastián, origen y destino de 'No me llame Ternera', el documental en el que el exdirigente de ETA José Antonio Urrutikoetxea desnuda su inmundicia ante la mirada de ... Jordi Évole. Entre medias, un viaje para el que quizá no habrían hecho falta tantas alforjas. Porque 'No me llame Ternera' no es más que 'Lo de Évole' pero comprado por Netflix en lugar de La Sexta y acogido por un festival de cine.
Pero hay que mirar más allá del tétrico argumentario de Ternera y de su torticero interés por sentarse en la mesa de Évole. Porque la forma, es bien sabido, importa a veces tanto como el fondo. Y allá, al fondo de la pantalla y detrás de la N gigante de Netflix, lo queda es un terrorista en su autoficción y un periodista casi tan preocupado por cómo le van a ver que por lo que tiene sentado delante.
Ternera: «Los guardias civiles que murieron ya sabían cuál era su función. ¿No decían todo por la patria?»
Fernando MuñozEl terrorista más buscado de ETA se justifica en la entrevista-documental 'No me llame Ternera' de Jordi Évole, que se ha podido ver este viernes en la inauguración de la sección Made in Spain del Festival de San Sebastián
Y sí, el documental está repleto de cortes, como todas las entrevistas de Jordi Évole. Y sí, el periodista se mesa la barba y pone esa mirada suya intensa. Y también, como en todos sus programas, se hace el sorprendido cuando le interesa. Y, obvio, hay tantas horas de postproducción como de preparación y ensayo de las preguntas. ¿Merece un programa facturado para la televisión inaugurar la sección Made in Spain del Festival de San Sebastián? Es otro cantar, aunque el director del certamen defendiera en estas páginas lo «bien rodada y muy bien manufacturada» que está. «No dejan de ser, principalmente, dos entrevistas», dijo también.
Y hay que seguir mirando al fondo. A Producciones del Barrio, la empresa de Jordi Évole. Al popular presentador lo acompaña en la dirección del documental Màrius Sánchez, habitual también como responsable de 'Lo de Évole'. De hecho, en la estética de 'No me llame Ternera' se parece a cualquiera de las entrevistas que el presentador ha emitido en La Sexta, lugar habitual de los formatos que prepara la productora catalana. No el único, eso sí, a Disney+ le vendieron un encuentro de jóvenes hablando con el Papa Francisco. Por su parte, el periodista ofreció en un primer momento la entrevista con Ternera a Atresmedia, a la que por entonces no le interesó para sus canales. Ahora le ha llegado el turno a Netflix.
Con la plataforma ha sido diferente. La compañía es conocida dentro del sector por el control férreo, de una burocracia casi soviética, con el que maneja la comunicación de sus contenidos. Con 'No me llame Ternera' jugó todavía más al secretismo. Cuando se supo que se podría ver en el Festival de San Sebastián, ya fueron esquivos con los periodistas. De hecho, en su centro de prensa solo hay dos notas sobre el documental: «Película disponible próximamente en España» y la sinopsis. Y hasta ayer, solo una foto: la de Évole, muy concentrado, mirando a Ternera, del que solo se ve una nuca oscura y desenfocada. La segunda foto oficial la «liberaron» -es argot corporativo- ayer durante la primera proyección: aparecen Évole con su socio Màrius. Ni rastro de Ternera más allá de su perfil en el cartel.
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Además, cuando el festival anunció que el documental inauguraría la sección Made in Spain, la única alusión a la plataforma fue en el penúltimo párrafo, con un escueto: «Tras su estreno pasará a formar parte de la oferta de Netflix». Es habitual que la compañía, con las cintas que lleva a los festivales de cine, como son este año 'La sociedad de la nieve' o 'El conde', presuma del producto que tiene y lo luzca. No es el caso, ya que tampoco la han puesto los carteles publicitarios. Tienen a Ternera, sí, pero de tapadillo.
Y así llegó el terrorista desde San Juan de Luz -donde se grabó el encuentro- hasta San Sebastián, la ciudad en la que más golpeó el terrorismo etarra. El último paso fue la selección por parte del certamen. Un proceso casi «burocrático»: un comité ve todas las películas que se inscriben y se decide en qué sección encajan mejor, si en la Oficial, en Perlas o, como es el caso, en una paralela a la que habitualmente la prensa no suele hacer mucho, Made in Spain. Una sección en la que la mayoría de títulos ya se han estrenado antes en salas. «Obviamente [en el comité] vemos una película sobre Josu Ternera y sabemos que hay una dimensión política. [...]Y sí quisimos darle un espacio especial porque es una película con un impacto periodístico brutal».
Y, al final, eso es 'No me llame Ternera', un 'Lo de Évole' sacado de la televisión gracias a Netflix para que se vea en la pantalla gigante de un festival de cine.
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SuscribetePeriodista. Jefe de sección de Cultura. Coordinador de ABC Play (Cine, series, TV). Máster ABC 2013
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