La española Karla Sofía Gascón gana en los premios del Cine Europeo que consagran a 'Emilia Pérez' e ignoran a Pedro Almodóvar

Son extraños los premios del Cine Europeo. No paran de hablar de «diversidad», de cine «independiente», de los «autores», pero cada año nominan a los mismos, estos es, a cualquier cineasta o intérprete reconocible a lo largo y ancho del continente. No son tantos. Al fin y al cabo, el 'star system' continental lleva viviendo un lento declive bajo la imparable colonización de Hollywood y la única manera de «atraer» al público a estos premios es convocar a Pedro Almodóvar (que no asistió), Andrea Arnold, Juliette Binoche, Agnieszka Holland, Isabella Rossellini, Wim Wenders, Jaques Audiard... esto es, los que han resistido y no se han ido a probar suerte a Los Ángeles.

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Siempre aparecen los mismos nombres porque no siempre la mejor película alemana se ve en España, la española no llega a Italia, la portuguesa no se estrena en Austria. Solo los franceses, con su poderosa industria, logran proyectarse en todo el continente de manera constante. Así llegamos a la 37 edición de unos premios que tratan de abrirse camino pero que no logran consolidarse. De hecho, al menos un cuarto de las películas que optaban al galardón ni se han visto ni se verán en las salas de nuestro país. Y eso que las distribuidoras nacionales son de las más potentes.

Son extrañas, las galas de los premios del Cine Europeo. Tanto que la de este año empezó con unos créditos, blanco sobre negro, como si fuera cualquier película del europea cliché y después con una actuación más fría que los exteriores del teatro de Lucerna (Suiza) donde se celebraron. «Las películas nacen de las riquezas de nuestros países. De su diversidad. Corremos el riesgo de silenciar los idiomas. [...] Pero somos un continente que lucha por dignidad y en las tensiones nos unimos por la cultura. Creemos en una cultura que no estandariza», dijeron en la introducción, aunque después la gala se hizo en inglés como idioma matriz. «Le pedimos a los galardonados que primero digan unas primeras palabras en su idioma y luego vayan al inglés», remató, por si acaso. Si esto no es una metáfora del cine europeo...

Pero claro, salió Jacques Audiard, que ante todo es francés, y cuando le dieron el premio a mejor director de Europa por 'Emilia Pérez', dijo: «Se ve que tengo que decir algo en francés primero. Allá voy: 'Bonjour Madame, Bonjour Monsieur'». Y después, dio todo su discurso en francés, con traductora en inglés sobre el escenario. Pues eso, la típica «diversidad» de las instituciones europeas.

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Si son asiduos a la gala de los Oscar, incluso si solo ven las de los Goya, alguna vez habrán suspirado por la falta de ritmo o por lo aburridas que pueden ser la ceremonia de entrega de premios. Pues bien, al lado de los premios de los EFA, los Oscar y los Goya son un videoclip de la MTV acelerado a 2X y dirigido por alguien hasta arriba de Red Bull. Un ejemplo: para presentar a las nominadas a mejor animación, se fueron a una antigua prisión reconvertida en local de ensayo de música rock donde un grupo de artistas amateurs se pusieron a comentar lo que les parecía cada una de las películas. Duró el vídeo casi diez minutos con gente desconocida diciendo obviedades sobre las cintas. La ganadora, y a estas alturas es lo de menos, fue 'Flow', de Letonia, una maravilla que seguramente logre llegar a los Oscar. Les quitaron el premio a dos películas españolas, 'El sueño de la sultana', de Isabel Herguera, y 'Dispararon al pianista', de Fernando Trueba. Pasó lo mismo en el premio de la juventud. Tres chavales sobre el escenario leyendo una cartulina cada uno durante casi diez minutos. Menos mal que solo había tres nominados. Al final, el premio fue para 'La singular vida de Ibelin', un documental que no se pudo ver en cines españoles y que Netflix estrenó sin ningún tipo de promoción.

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Total, que había pasado una hora y apenas habían entregado tres premios. Puro ritmo europeo.

Después, el premio Europeo por la contribución al cine mundial para Isabella Rosselini. Se lo entregó Ralph Fiennes, con el que este año estrena 'Cónclave', otra de esas películas que suenan para llegar a los Oscar y que se estrenó en España en el Festival de San Sebastián.

Entre medias, el clásico 'in memoriam', en el que se recordó a verdaderas estrellas europeas como Concha Velasco, Laurent Cantet, Anouk Aimée, Françoise Hardy, Alain Delon, Sandra Milo, Maggie Smith... Después entregarían el premio a mejor documental a 'No other Land'. Y más tarde, el premio de honor para Wim Wenders, antiguo presidente de la EFA (La Academia de Cine que Europea, que organiza estos premios), que duró casi 30 minutos. Fue una manera de decir, implícitamente, que esto es un evento privado, una fiesta propia para ellos y no para los espectadores. Porque es imposible que alguien diseñara una gala así pensando en el público. O, quizá, la gala es otra metáfora de lo que es el cine europeo...

Y, por fin, los premios importantes. Que fueron todos para 'Emilia Pérez' (Mejor guion, actriz, director y película). El discurso de Karla Sofía Gascón fue lo único destacable, tanto que llegó a emocionar (de verdad) a Audiard al decirle que a él le debía el primo por haberla regalado este papel. «Creo en los valores de la Unión Europea y en todos nosoros. Todos juntos hacemos mejor el mundo y deberíamos poder llevar estas cosas que tenemos a otros países, que algunos están bien jodidos». Después, se emocionó cuando se lo dedicó a su madre, a todas las madres, «a las que se infravaloran». «Y dar las gracias a todas las familias que aman a sus hijos y que dan toda la ayuda que necesitan sus hijos. Desgraciadamente, en este mundo hay gente que odia y gente que prefiere que sus hijos sean delincuentes antes que maricones. Por eso quiero dar las gracias a todas las familias que aman a sus hijos».

De no ser por la española, el final de la gala de los premios del Cine Europeo podría haber sido un final abierto y seguramente a nadie de los presentes en las butacas del teatro de Lucerna le hubiera parecido mal. Y si no, que se lo digan a la propia Karla Sofía Gascón, que en la alfombra roja previa ya había avisado de lo que se venía: «Jacques Audiard (el director de la película que protagoniza, 'Emilia Pérez') huye de todo esto, solo quiere irse a su casa. Si por él fuera, no estaba aquí. Yo tampoco, eh. Pero por lo menos me divierto un rato».