Bradley Cooper habla como nunca sobre su adicción al alcohol y la cocaína

Sin embargo, ha sido hora, más de 20 años años después de superar sus adicciones, cuando ha querido hablar alto y claro sobre los peores años de su vida. El también director se ha encargado de narrar su experiencia durante su aparición en 'El último superviviente', el programa de supervivencia de Bear Grylls. Allí, Cooper se ha sincerado sobre sus primeros pasos como actor, con su carrera aún en el aire, donde vivió sus días más oscuros por culpa de las drogas y el alcohol.

En el año 2003, el intérprete estadounidense pasó por un momento muy difícil: se seccionó el tendón de Aquiles y fue despedido fulminantemente de la serie 'Alias'. Fue entonces cuando comenzó su descenso a los infiernos: «Definitivamente, tenía una actitud nihilista hacia la vida, como si pensara que me iba a morir. No fue hasta un tiempo después que pensé que tenía que aceptar quién era en realidad y tratar de encontrar la paz con eso, y entonces todo se estabilizó», ha revelado en el programa.

Durante ese tiempo, el intérprete ha reconocido haber vivido un tiempo difícil en cuanto a salud mental, pues toda su vida giraba en torno al consumo de drogas: «Siempre me sentí un extraño. Estaba en mi cabeza. Me di cuenta de que no iba a estar a la altura de mi potencial y eso me asustó muchísimo. Pensé: 'Vaya, realmente voy a arruinar mi vida'».

No tardó mucho en reaccionar y darse cuenta de que estaba al borde del abismo y fue entonces cuando decidió pedir ayuda y dejar a un lado sus adicciones. Un spot de la compañía de ordenadores Dell en el que participó le ayudó a abrir los ojos, despidiéndose así de su dañino estilo de vida: «Sentí que había dado un gran paso adelante», ha explicado Cooper, que afirma haber tenido mucha suerte. «Me puse sobrio a los 29 años. Llevo sobrio 19 años. Tuve mucha suerte», ha confirmado el actor.

Este no es el único episodio duro que tuvo que vivir para darse cuenta de que no era capaz de controlar su adicción. Cooper también se ha sincerado sobre uno de los momentos más complicados que pasó durante esta etapa cuando, todavía drogado, se golpeó la cabeza contra el suelo durante una fiesta: «Me dije: '¡Eh! Mira qué duro soy'. Me levanté y la sangre goteaba… Y lo volví a hacer. Pasé la noche en el hospital con un calcetín de hielo esperando a que me cosieran», ha recordado.

Durante este tiempo, uno de sus grandes apoyos fue su amigo y compañero de profesión, el intérprete Will Arnett, que llegó a decirle durante una cena que se había comportado como «un verdadero idiota». «Fue la primera vez que me di cuenta de que tenía un problema con las drogas y el alcohol. Me está diciendo la verdad y eso cambió mi vida», ha confesado. Tras abrir los ojos, el actor reconoció que «estaba muy perdido y era adicto a la cocaína»: «Will se arriesgó a tener esa dura conversación conmigo en julio de 2004. Realmente fue Will Arnett. Él es la razón», ha recordado.