Bárbara Lennie y Antonio de la Torre se sumergen entre las 'Perlas' de San Sebastián
La españoles presentan 'Los tigres' en un día marcado por el estreno de 'Valor sentimental' y 'El mago del Kremlin'
Entrevista con Alberto Rodríguez, director de 'Los tigres'
Bárbara Lennie abraza a Antonio de la Torre, su hermano en 'Los tigres', película con la que buscan la Concha de Oro
«Mira que he hecho cosas quinquis en el cine, pero estar cuatro semanas yendo a alta mar en un barco sin baño y estar ahí horas y horas... Es lo más duro que he hecho en un rodaje», cuenta elegante y divertida Bárbara Lennie ... en una de las suites del María Cristina, lejos ya de las largas jornadas de rodaje de 'Los tigres', la primera película española que ha salido en San Sebastián a buscar la Concha de Oro. Junto a la actriz está Antonio de la Torre, disparado y agitado como siempre que tiene que hablar de un proyecto que le ha dejado huella. En este caso, el de dos hermanos llenos de fisuras que trabajan como buzos soldadores para reparar las tuberías y los fondos de los barcos de petróleo que descargan en Huelva.
La pareja española era lo más lucido de una sección oficial que el sábado hablaba francés, con Juliette Binoche presentando fuera de concurso un documental sobre una performance que hizo en 2007 junto a Akram Khan y con las películas del belga Joachim Lafosse y de Arnaud Desplechin. Pero el foco de la jornada se lo quedaron las 'Perlas' de 'Valor sentimental' y 'El mago del Kremlin', que se proyectaron aquí tras su paso por Cannes y Venecia.
La primera es una de las películas de la temporada. La dirige el danés Joachim Trier, el mismo que triunfó en 2021 con 'La peor persona del mundo' y que parece haberse empañado en ser 'el director más majo de un festival'. Encandiló a la prensa como hacía tiempo en una charla a la que le acompañó el veterano Stellan Skarsgård, que se le veía más relajado y feliz que cuando trabajaba con directores como Lars von Trier o con el mismísimo Ingmar Bergman, con los que muchos comparan ahora a Trier, que no deja de crecer con cada película que estrena:«En España puedo hablar de Bergman con libertad... Si lo nombro en los países nórdicos se me echan encima porque dicen: «Oh, se cree que es Bergman». Pues no, sé que no le llego a la suela de los zapatos. Ysí, me fijo en él como me inspiro en las historias familiares de Yasujirō Ozu, en el tratamiento del tiempo y de la memoria de Alain Resnais, y en los planos cortos Dreyer...», se disculpa, sin necesidad, el ganador del gran premio del jurado de Cannes, que enumera el despliegue de la cultura occidental en su obra:«Ibsen inspiró a dramaturgos estadounidenses de siglo XX como Arthur Miller; Miller, de nuevo, inspiró la literatura existencial europea de los 50 y 60; eso alimentó la 'Nouvelle Vague'; y luego, el cine estadounidense de los 70 se formó con esas películas... Y de ahí me inspiro. La cultura baila y fluye como el agua».
Un rato después, cuando la protagonista de 'Valor sentimental' y 'La peor persona del mundo', la joven estrella europea Renate Reinsve, se ponga a hablar de Trier y de Bergman, todo encajará: «Ambos reflexionan sobre los mismos temas, pero desde una perspectiva muy distinta. Bergman es muy, muy oscuro, y al final te deja un atisbo de luz, una luz final deslumbrante aunque teñida de penumbras. Pero Joachim no es así, porque él mantiene el amor y la compasión a lo largo de toda la película. Dicho de otra manera: Bergman temía a la vida, mientras que Joachim teme más a la muerte», dijo Renate, que después de la lección, a sus 24 años, dejó la habitación y se fue a hacer surf, que para eso había dejado su fría Noruega, para gozar del sol de España.
Antes, por la mañana, Olivier Assayas ('Irma Vep', 'Carlos'), maestro del cine europeo de los últimos años, se sentó con ABCen la terraza del hotel para profundizar en el agujero del mal en el que se ha visto inmerso en los últimos años: Vladímir Putin. El cineasta trajo desde el Festival de Venecia 'El mago del Kremlin', una película que explica cómo los intentos de democratizar Rusia tras el fin de la URSS cayeron en una espiral demoníaca liderada por el viejo agente del KGB reconvertido en Zar. «El lenguaje que definieron los 'magos' rusos en el período que tratamos la película ha sido absorbido por políticos de todo el mundo. Los políticos han entendido que tienen nuevas herramientas que pueden usar para acceder al poder y perpetuarse distorsionando la percepción de la gente», teme el parisino.
Y todo eso, con la sombra de Palestina en el ambiente. El viernes hubo manifestación junto a la alfombra roja para pedir a Israel que cese el «genocidio». Una situación que provocó el extraño contraste de ver a gente gritando el nombre de los actores de moda para conseguir su autógrafo mientras que, al otro lado, otros se dejaban la garganta lanzando consignas políticas. El sábado, además del discurso de Eduard Fernández, hubo una manifestación pro-Palestina en la ciudad, ya sin el telón del fondo del festival, donde sí siguieron repartiendo unas pegatinas con forma de sandía que casi todos los que se dejaban fotografiar en los photocall se ponían en sus camisas o vestidos. Queda por ver si Angelina Jolie, que será hoy la protagonista, la luce.