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La villana de «La momia»: «Las mujeres son más peligrosas que los hombres»

Sofia Boutella y Annabelle Wallis son las dos únicas mujeres en el reparto de «La momia», que protagoniza Tom Cruise

Sofia Boutella interpreta a la villana de «La momia»
Lucía M. Cabanelas

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Durante las casi dos décadas que Universal monopolizó el cine de terror, tan solo dos mujeres se enfundaron el traje de alguno de sus monstruos clásicos . Fueron Elsa Lanchester, que dio vida a «La novia de F rankenstein» (1935), y, un año más tarde, Gloria Holden como «La hija de Drácula ». Pese al salto integrador que supuso vestirlas con peinados eléctricos o dibujar la huella de colmillos en su cuello, su éxito quedó empañado por las míticas criaturas masculinas que promovieron sendas secuelas, concebidas como una mera excusa para explotar de nuevo a los seres originales.

Sin embargo, setenta años después de que el pionero nicho creado por Universal quedase sepultado por el tiempo, la productora reinventa con «La momia» el género del terror, resucitando a través del color, esta vez sí, al primer monstruo femenino que protagoniza, sin necesitar al villano masculino, uno de sus filmes .

Sofia Boutella, la actriz que sale del sarcófago vestida de mito envuelto en vendas, cree que este cambio de tendencia es «lógico». «Las mujeres fuertes y con poder siempre han existido, ¿por qué entonces los monstruos han sido siempre representados por hombres?», se pregunta en una entrevista con ABC. «Realmente, las mujeres son mucho más peligrosas que los hombres », advierte, con ironía.

Alejada de estereotipos, «La momia» no solo huye del típico romance de las cintas de acción, haciendo que «la historia de amor no fuese en ningún caso una distracción» , sino que cambia los papeles sexuales de sus protagonistas: la mujer ya no es la víctima en peligro a la que el hombre socorre, sino al revés. «Hay espacio tanto en esta película como en el cine para que las mujeres sean los héroes y viceversa, con su acepción más clásica», aclara a ABC Annabelle Wallis, que interpreta a la terca y rebelde arqueóloga Jenny en el filme. «La igualdad entre sexos que vemos en esta película responde a un deseo, un hambre, una sed que tienen los espectadores de ver personajes femeninos potentes como son las mujeres fuertes e independientes en la realidad, un reflejo del momento que vivimos. Es muy emocionante».

Concuerda con Wallis la única otra mujer en el reparto, Sofia Boutella. La primera, una mujer con carácter; la momia, un monstruo humanizado, con matices. «Las mujeres son así, no pueden ser siempre planas. Jenny y Ahmanet son como el yin y el yang, y evolucionan», matiza la actriz.

Imitando «la sutileza y belleza romántica» de la momia de Boris Karloff (1932), Boutella justifica la maldad de Ahmanet, su «criatura», por la traición a la que se vio sometida. Su padre le había prometido ser faraona, pero la «deshereda» en cuanto concibe un hijo varón que ocupe el trono egipcio que parecía destinado a ella. «Actúa así porque tiene el corazón roto» , cuenta. «Invocó a los dioses y ya no hubo marcha atrás», explica sobre la inclinación siniestra de su personaje, que aún con todo, desprende cierta «humanidad».

Una momia «decepcionada» que recupera —y reivindica— el legado de esos monstruos que no solo nacieron para aterrar, sino «como metáfora del lado oscuro de las personas» y de su lucha entre el bien y el mal.

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