'Venom: Habrá matanza': El romance de Venom y Eddie
La secuela dirigida por Andy Serkys profundiza en la relación amor-odio entre sus protagonistas
María Estévez
Andy Serkis es uno de los creadores más admirados en Hollywood, un pionero de los efectos digitales que ha movido la industria del cine hacia el futuro. No extraña que el actor Tom Hardy le buscara para ponerse al frente de la dirección de ... la segunda entrega de 'Venom', que esta semana se estrena en España. Bajo el título 'Venom: Habrá matanza' , regresa la historia de Eddie Brock y su simbionte Venom. La pareja se enreda en un romance de amor y odio en el que también tiene espacio el antagonista, Cletus Cassidy, interpretado por Woody Harrelson.
La angustiosa apertura muestra cómo Hardy (quien tiene créditos como guionista además de actor) y la guionista Kelly Marcel desarrollaron sus personajes para darles aun más vigor en esta enérgica secuela de 97 minutos, con Cletus en el corredor de la muerte. Demente y descarado, el antagonista ha soportado años de abuso que lo llevaron a matar a sus familiares y a todo el que se pusiera en su camino. Solicita personalmente una reunión con Brock creyendo que el periodista puede recibir su mensaje, un haiku de incógnito dirigido a Frances, ahora encarcelada en una instalación secreta del gobierno. Cletus es un personaje aterrador y, sin embargo, algo comprensivo ante un sistema que le decepcionó. A Brock no le va mucho mejor, su exnovia Anne (Michelle Williams) sabe que con Venom a su alrededor nunca habrá lugar para ella, así que decide casarse con su novio Dan (Reid Scott).
Serkis brinda a los fanáticos del 'Symbrock' lo que quieren al sacar ese subtexto a la superficie. Brock culpa a Venom por su ruptura con Anne. Le agobia porque se está volviendo más difícil de controlar con su necesidad de cerebros para alimentarse, que sustituye con chocolate y las gallinas vivas, aunque empieza a ser un problema porque no son suficientes para saciar su hambre. «Queríamos mantener el tono de la primera película , esa simbiosis entre humor, acción y tragedia que es la piedra de toque del éxito del cómic. Hablamos de una narración enloquecida, casi maníaca y tan surrealista que termina siendo divertida» explica Serkis.
Espectáculo visual
El cineasta permite a esta secuela funcionar como una película de ruptura. A partir de este filme las cosas cambiarán para Venom, aunque el personaje hace todo lo posible por mantener el equilibrio del pasado. La disputa doméstica termina siendo un espectáculo, una oportunidad para mostrar su alarde digital por parte del director. «Desde una perspectiva visual nos interesaba que los simbiontes fueran más grandes, con más altura y profundidad, con otra tonalidad, para integrar la cinematografía de Bob Richardson que es un auténtico mago. Hemos conseguido un gran espectáculo gracias a los efectos visuales sin que los personajes parezcan caricaturas , como si fueran parte de nuestro mundo real. He trabajado mucho en la historia, en los efectos, en las relaciones, en la introducción del némesis y estoy muy contento del resultado» admitió el director.
A punto de cumplirse 20 años del estreno de 'El Señor de los Anillos', Serkis confiesa la evolución de los efectos digitales desde entonces hasta ahora. «Hemos evolucionado tecnológicamente en muchos aspectos, incluso desde la trilogía de los simios ha existido una evolución. Muchos me criticaron por tomar este camino y, sin embargo, acabaron tomando el mismo rumbo».
'Habrá matanza' es una película de parejas: Dan y Anne no solo fortalecen su amor, sino que Brock y Venom también son una pareja que lidia con las disputas de sus propios amantes. Es cierto que no es una relación romántica, pero esta cinta mantiene el subtexto queer escrito en Venom, a veces resaltado en fragmentos de diálogo directo porque en la mitología moderna ese parece ser uno de los desafíos. «La narración plantea una situación disfuncional; con brutalidad policial, problemas de género, y desarraigo familiar. Es un lienzo donde me he permitido hablar de política, de la sociedad actual, de humanidad y donde he podido incorporar la personalidad de Eddie», destaca el director de la cinta.
Los simbiontes son el espejo en el que se miran los personajes. Cletus Cassidy también contrasta con su psicosis hasta convertirse en un asesino en serie . Este universo permite abrir el abanico a imágenes de nuestra situación actual sin perder el rumbo principal que es hacer una cinta entretenida y emocionalmente poderosa” dice Serkis. Es precisamente el elemento humano, en una película llena de parásitos extraterrestres, lo que captura el corazón del público. Incluso en sus breves escenas juntos, Harrelson y Hardy poseen una química tangible, un vínculo sensual fusionado por sus cautivadoras miradas. Mientras Cletus y Carnage mantienen su distancia, Brock y Venom descubren otro espacio para su relación demostrando que las relaciones pueden prosperar y fracasar.
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