Tobe Hooper, maestro del cine de terror

Autor del clásico «La matanza de Texas» (1974), que filmó con unos discretos 300.000 dólares, renovó en los setenta un género que carecía de interés para la industria y, junto al también fallecido George A. Romero , dio alas a una nueva generación de directores que cambiaron las reglas del miedo en pantalla, capaces de conectar con un público que ansiaba recibir sustos tras la recién levantada censura. Fue así como su segunda cinta como director (la primera fue la fallida «Eggshells» en 1969) se convirtió en un éxito de taquilla, y pese a ser prohibida en varios países por su violencia, la película se erigió como un filme independiente de culto.

Su Leatherface, el caníbal de la motosierra de «La matanza de Texas», con ecos del Norman Bates de Alfred Hitchcock (inspirado a su vez por el psicópata y ladrón de tumbas Ed Gein, que existió realmente) abrió la puerta a una serie de asesinos de pocas palabras pero obsesionados con descuartizar como Jason, de «Viernes 13» .

A pesar de que en las salas de cine encontró su propio nicho, no dudó en probar suerte Hooper en la televisión, donde destaca su adaptación en 1979 de «El misterio de Salem’s Lot», de Stephen King.

Consagrado como una de las promesas de la industria tras su temprano éxito, casi una década después y tras rodar cuatro filmes que pasaron desapercibidos, el cineasta volvió a ponerse tras las cámaras para dirigir «Poltergeist» , escrita y dirigida por Steven Spielberg. De nuevo, reconvertido en el «rey Midas» del género de terror, Hooper convirtió el miedo de una familia tras los sucesos paranormales sucedidos en una casa encantada en el octavo mayor éxito de taquilla de 1982.

Convertido en un referente después de convertir sus dos películas en filmes de culto, y pese a la leyenda negra que atribuía la verdadera autoría de «Poltergeist» a Spielberg , la carrera de Hooper comenzó su declive cuando apenas contaba 43 años. No supo enderezar una filmografía que brillaba por su tosca originalidad, y en lo que resta de su trayectoria, a pesar de estrenar una docena de películas y la secuela de su gran proeza tras las cámaras, pasó desapercibido. En el letargo de su carrera cinematográfica apenas destacan títulos como «Lifeforce» (1985) o «Invasores de Marte» (1986).