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«Sensurround», el sistema que iba a cambiar la experiencia del cine y murió sepultado por trozos de escayola

Desarrollado por Universal para el estreno de «Terremoto» (1974), sus ventajas quedaron rápidamente en un segundo plano a causa de sus problemas

Cartel de «La batalla de Midway» (1974), una de las pocas películas de la historia donde se usó el Sensurround
Fernando Muñoz

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Cuando los cimientos de Los Ángeles comenzaban a temblar en « Terremoto » (1974), no solo Charlton Heston y Ava Gardner sentían que todo a su alrededor se derrumbaba. Los espectadores que vieron la película en aquellos grandes cines de columnas de mármol y lámparas de araña también se sacudían en sus butacones de fieltro. Fue posible gracias al Sensurround, una virguería técnica con la que Universal quería volver a llenar de público los templos del celuloide con un sistema rompedor como años antes fue el Cinemascope .

« ¡El avance más sensacional del cine! », publicaba ABC en 1974 sobre el Sensurround. Pero lo que no pudieron imaginar sus creadores es que la escayola de los techos y paredes se desprendiera y que la madera crujiera hasta poner en riesgo al público. La experiencia hiperrealista que prometía el Sensurround se volvió más real de lo esperado.

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La batalla de Midway

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La batalla de Midway

Universal diseñó y lanzó el formato para el estreno de « Terremoto » con el objetivo de transportar lo que sucedía en pantalla a la butaca. Prometía una sensación nueva al público, algo así como un 4D actual, y convertía el acto de ver una película en algo púramente físico y no solo visual. Si el actor notaba el temblor, tú también vibrabas. Si en la pantalla el ruido de una bomba tumbaba al héroe, el suelo también se estremecía a tus pies.

Cartel de Terremoto (1974)

Una catástrofe en todos los sentidos

Lograr que una sala de cine se sacudiera no era fácil. Los cines que compraron la –carísima– licencia a Universal para utilizarlo tuvieron que invertir, además, verdaderas millonadas para reformar las salas. Una inversión arriesgada como años después lo sería el 3D. Pero la vida del Sensurround fue incluso más corta . Pronto murió sepultada bajo los trozos de techo que caían cuando el estruendo comenzaba.

Pero, ¿cómo era posible hacer vibrar un cine? Pues a través de unos costosos aparatos que emitían a muy baja frecuencia, por debajo del umbral del oído humano , y cuyas ondas hacían vibrar hasta el flequillo del espectador de la última butaca. Un sistema perfecto para el cine que mejor funcionaba en la taquilla de aquellos setenta en tecnicolor : la aventura de catástrofes.

Por esa época, además de «Terremoto», se estrenaron « Aeropuerto 75 », « El coloso en llamas », « La aventura del Poseidón », « El síndrome de China », « La amenaza de Andrómeda »... Las historias de accidentes y desastres atraían incluso a las estrellas rebotadas del Hollywood dorado de las décadas anteriores. Al mismo tiempo, estas catastróficas y taquilleras aventuras de consumo rápido entre bocado y bocado al cubo de palomitas competían en la cartelera con los inicios del Nuevo Hollywood que, por fortuna, logró imponerse.

Quien no se impuso fue el Sensurround. Tras su lanzamiento de la mano de la película «Terremoto» quedó relegado. Pocos apostaron por él. Volvió en 1974 con « La batalla de Midway », la película sobre la famosa contienda de la Segunda Guerra Mundial con Charlton Heston como estrella. Ni por esas. El último intento de Universal de rentabilizar lo que a todas luces ya era un invento fracasado fue con «Montaña rusa» (1977). Nadie recuerda una película cuya trama giraba –nunca mejor dicho– en torno a unos cuantos vagones que descarrilaban en mitad de la atracción. Ni Henry Fonda, que también tenía un papel, podía sostener la historia.

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