La vida después de «Rebeca»: Otros «remakes» de clásicos de Hitchcock con escasa fortuna

De «Rebeca» se recuerda sobre todo la anécdota de que la chaqueta se llama así en España por la historia de Jean Fontaine y Laurence Olivier. Pero es mucho más: las dos horas y diez de elegante blanco y negro supusieron el estreno de Alfred Hitchcock en una producción de Hollywood. La cosa salió tan bien que ganó el Oscar a la Mejor Película de 1940. Pero de ese frío y angustioso lugar que es Manderley en la «Rebeca» de Hitchcock al pasteloso melodrama que viven los protagonistas en la elegante mansión de 2020 hay un abismo más profundo que los 80 años que la separan.

El prestigioso Gus Van Sant , en el pico de su fama, nada más rodar «El indomable Will Hunting», realizó uno de los proyectos más incomprensibles de su ya de por sí extraña trayectoria: un «remake» de «Psicosis» imitando casi plano a plano el original de 1960. El resultado, claro, es plano. Fue denostado por la crítica por no aportar absolutamente nada pese a contar con un buen presupuesto y con un reparto de nivel, con Vince Vaughn, Anne Heche, Julianne Moore y Viggo Mortensen. Se llevó el premio a peor director y peor «remake» en los premios Razzie.

El malogrado Christopher Reeve protagonizó el «remake» de 1998 que acabó siendo carne de telefilme. Fue la última película del actor antes de su muerte, y su encarnación de James Stewart es lo más salvable de los 110 minutos. Por su papel logró una nominación a los Globos de oro . Poco cambia en la historia respecto a la de 1954, apenas el nombre del protagonista, de L.B. Jefferies (James Stewart) a Jason Kemp (Reeve); uno era fotógrafo y el «nuevo» es arquitecto. En ambos casos, fruto del aburrimiento de tener que estar en casa tras un accidente, ven a través de la ventana lo que parece la muerte de su vecina a manos del marido.

Más original es la cinta de Caruso, un homenaje a Hitchcock aunque sin citarle. En este caso, Shia LaBeouf cumple arresto domiciliario cuando se encuentra con el lío por todos conocidos en la casa de enfrente.

Hitchcock se basó en la novela homónima de John Buchan para filmar uno de sus grandes trabajos en Inglaterra antes de trasladarse a Hollywood (en ese viaje de ida y vuelta que siempre mantuvo). 43 años después, el cineasta Don Sharp volvió a recoger el espíritu del libro, donde además de algún ligero cambio respecto a la trama de la original se permitió el lujo de homenajear al maestro con un asesinato que es una clara referencia a «Con la muerte en los talones». Dos por uno.

En este otro «remake» clásico entra en juego el siempre curioso caso de las traducciones en España. El título en versión original, «Dial M for Murder», que Alfred Hitchcock filmó en 1954, se tradujo aquí como «Crimen perfecto». Pese al intento de «spoiler», debió gustar a los americanos, ya que la versión de 1998 se tituló originalmente «A Perfect Murder».

La nueva entrega sí que funciona como una revisión canónica, ya que coge el guion original y lo trae a la actualidad, pero sin perder el espíritu con el que se concibió décadas atrás. Michael Douglas y Gwyneth Paltrow actualizan la historia de Ray Milland y Grace Kelly.